En el Centro Regional para las Víctimas de Cúcuta 21 personas recibieron su indemnización. El valor distribuido este mes asciende a cerca de $168 millones, con los notificados en Ocaña y Arauca.

Isabel, una abuela que llegó con su marido, un hijo y cuatro nietos a la jornada de indemnización hoy en Cúcuta, es la cabeza de un núcleo familiar que utilizará los recursos que le entregó el Estado por haber sido desplazada durante el conflicto armado, en la compra de una vivienda.

“Sueño una casa con cuatro cuartos, sala, cocina amplia, para vivir todos. Siempre hemos vivido en familia, todos salen a trabajar, a buscar el sustento, no hay problemas en vivir juntos”, asegura Isabel, quien salió hace más de 10 años de Riofrío, Magdalena, huyendo de la violencia.

Ella y otras 20 víctimas recibieron indemnizaciones en el Centro Regional de Atalaya. El valor de este grupo ascendió a cerca de $84 millones pesos. Previo a esta entrega, en Ocaña y Arauca fueron notificados otro grupo de entre los que se distribuyeron también alrededor de $84 millones.

Cerca de Isabel estaba Gregorio, quien en vez de vivienda apostará por un cultivo de cítricos, porque ya cuenta con la experiencia en este tipo de labores.

“Hay una parcela de un socio, en el sector de Urimaco, perfecto para cultivo de cítrico y para criar cerdos. Yo tenía la mitad de los recursos y la preparación para sembrar en tierra fría, morón y lulo, sé preparar los abonos y fungicidas orgánico”, dijo.

Su proyecto no lo emprenderá solo, cuenta con sus hermanos y su socio para empezar a materializar su propuesta productiva.

“Lo haré en compañía de mis hermanos que no tienen empleo y andan de un lugar para otro, ellos me dijeron que me apoyaban. Yo no puedo jornalear mucho por mi discapacidad (tiene limitaciones en una pierna) pero puedo invertir, asesorar y estar pendiente del cultivo”, agregó.