Sep
18
2018

“La Unidad me trajo de regreso a mi Cali”: Teodolina

Hace 13 años, Teodolina Ramos Quiñonez decidió buscar suerte en Venezuela. Regresar a Cali, donde viven sus familiares, especialmente su hijo y su nieto, era su deseo.

Norte de SantanderCúcuta

Teodolina escogió mudarse a Venezuela para huir de la violencia que la sacó primero de Buenaventura y luego de Cali. Antes de irse dejó a su único hijo al cuidado de su madre, pensando que sería por poco tiempo, porque apenas se acomodara se lo llevaría con ella.

“Llegué primero a un pueblo de San Cristóbal donde me recibió y me ayudó una amiga. Luego  pasé a Barinas donde trabajé duró.  Lo último fue un restaurante donde vendía comida, pero todo se puso difícil y fue imposible seguir”, asegura esta mujer de 53 años.

Además de quedarse sin trabajo, entró en depresión y se enfermó.  Le diagnosticaron  una hernia discal que le impedía caminar y buscando como aliviarla llegó hasta el consulado de Colombia.

“Alguien me dijo que ayudaban con las medicinas y yo fui. Me atendieron muy bien, a mí  me dolía todo el cuerpo, a veces no me levantaba de la cama, tenía una tristeza muy grande, no tenía ánimo para nada”, recuerda Teodolina.

La situación cada vez se puso más difícil: “en Venezuela, agrega, el mundo se volteó, imagínese una carrera de taxi normal vale 5 millones de Bolívares, de donde va a tener uno se dinero. No hay modo de vida y se vive asustado, pensando que a uno lo están vigilando”, relata.

En el consulado la atendieron y le dijeron que si quería regresar a su patria podían ayudarla, y ella, sin pensarlo mucho, empezó los trámites para el retorno.

De Barina la trajeron hasta San Antonio, jurisdicción del Estado San Cristóbal, frontera con Cúcuta. Pasó el puente Simón Bolívar a pie y en suelo colombiano la recibieron dos personas: la profesional de connacionales y víctimas en el exterior de la Unidad en Norte de Santander, Lilian  Amparo Murillo, y una funcionaria de la Cancillería.

“La llevamos hasta un refugio donde se quedó varios días, mientras la Unidad para las Víctimas remitía la ayuda humanitaria para comprarle el pasaje aéreo, porque sus dolencias no le permitían un viaje de 20 horas en bus, de Cúcuta hasta Cali.”, dijo Lilian Amparo Murillo.

 “Ahora estoy bien, usted no sabe lo bien que se siente una mirada de cariño, un gesto de amor de la familia. ¡Uno pierde tantos años de amor de su familia!”, dice hoy alegre esta mujer que está recargando energía para retomar las riendas de su vida.

“Yo he trabajado toda mi vida y eso es lo que seguiré haciendo. Voy a ampliar mi declaración por desplazamiento  de hace 14 años, por el que perdí mi casa. Esa época fue terrible, a uno le daba miedo hablar, por eso me fui, pero fíjese, allá (en Venezuela), se puso peor. Ahora lo que quiero es trabajar”, dice Teodolina, que no pierde la esperanza de construir nueva vida en paz en su Cali querida.