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‘Los diputados fueron héroes de la democracia’: Sebastián Arismendy
Lágrimas, solidaridad, memoria y un contundente llamado a la reconciliación, marcaron los actos con los que se recordó a los diputados secuestrados y asesinados por las Farc hace diez años.
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“Lo único que puede salvarnos es el amor y la solidaridad entre nosotros”. Esa frase, pronunciada por Héctor Fabio Arismendy durante su secuestro y recordada por su hijo Sebastián bien puede resumir lo que aconteció este domingo en la sede de la Asamblea del Valle.
Familiares y amigos se reunieron desde las 10 de la mañana para participar de la conmemoración de los diez años de la muerte de once de los doce diputados de este departamento a los que las Farc se llevó justamente de este lugar y mantuvo cautivos en la selva durante cinco años, hasta ser asesinados por esta misma guerrilla.
La conmemoración, que se da al tiempo del Día del Padre, convocó de manera muy especial a los hijos de los políticos fallecidos. El primer momento de esta jornada fue una eucaristía celebrada por monseñor Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali, quien hizo un vehemente llamado a no desistir en la lucha por lograr un país en paz.
“No nos podemos dejar secuestrar la esperanza, no podemos dejar que se asesine la palabra dada en los acuerdo de paz. No más patria bañada en sangre. El perdón y la esperanza en la paz convocan a la democracia en la que se eligió a estos doce diputados secuestrados para que también elijamos de una vez por todas el camino de la reconciliación”, dijo el prelado en la celebración eucarística.
Durante su intervención, monseñor también dio un mensaje especial al los hijos de los plagiados: “mi abrazo a ustedes, que fueron privados de la presencia física de sus padres. Gracias por su valentía, por entrar en el camino de la reconciliación. Ustedes son la generación de la paz”.
Al término de la misa y de algunas intervenciones tuvo lugar un espacio especial. Artistas de la Universidad del Valle fueron apareciendo uno por uno en el recinto principal de la Asamblea, portando cuadros con los rostros de los diputados asesinados y del subintendente Carlos Cendales, muerto por las Farc durante el operativo de secuestro.
Mientras se exhibía cada cuadro, se recordaban frases emblemáticas dichas por los cautivos y detalles de sus vidas, de sus historias. Sus gustos por la música, el campo, los rasgos de la personalidad de cada uno, los sueños que tenían y sus grandes amores. Los hijos y otros familiares recibieron el cuadro de su ser querido y lo instalaban en las paredes del recinto, donde, en adelante, se les hará honor y memoria.
Al final, otros artistas, vestidos de blanco y portando una gran sombrilla blanca buscaron en el auditorio a Sigifredo López, único sobreviviente del cautiverio y lo invitaron a entrar en ella y todos los asistentes salieron detrás de él hacia el jardín de la Asamblea. Acompañado por la música y el llanto, el hijo de Héctor Fabio Arismendy lo abrazó con afecto a nombre de todos los demás familiares y le dijo: “usted es el reflejo de los padres que se nos llevaron, para usted, nuestro amor y respeto”.
Sigifredo, lleno de emoción y acompañado por su nieta de dos años, agradeció ese gesto y señaló que “sus padres y familiares fueron hombres inmensamente maravillosos. Estoy seguro que si estuvieran aquí estarían felices de verlos en lo que son hoy, en hombres y mujeres dispuestos a tomarse el país como ejemplos de vida. Lo que hacen hoy es supremamente importante en un momento de nuestra historia donde todavía hay gente invitando a la violencia y no han vivido un rasguño en su vida por causa de la guerra. Ustedes le están diciendo a los colombianos del valor del perdón”.
Posteriormente, en sus palabras, Sebastián recordó el profundo vacío que dejaron estos hombres en sus hogares y en la sociedad vallecaucana, “queremos que sean llamados héroes de la democracia”.
En este acto conmemorativo también se escucharon las palabras de Vladimir Rodríguez, subdirector de reparación colectiva de la Unidad para las Víctimas quien señaló que hablaría como hijo, padre, funcionario y como miembro de una generación.“Durante esos cinco años (de secuestro) por omisión, por negligencia, tal vez por falta de coraje o convicción, pido las más sinceras disculpas, pido perdón a nombre de mi generación y del Estado”.
Por su parte, Gonzalo Sánchez, director del Centro de Memoria Histórica, afirmó que cuando el país mire para atrás y revise su historia encontrará en este hecho y en el la toma del Palacio de Justicia dos momentos críticos de dolor que marcaron su camino.