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La Unidad impulsa la cultura y los derechos de los pueblos indígenas en la ruta de reparación colectiva
En el marco de la conmemoración de la semana de los pueblos indígenas, las mujeres barí, en Norte de Santander, y el pueblo betoy, en Arauca, avanzan de manera conjunta en los planes integrales de reparación.
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El fortalecimiento de la mujer indígena barí del resguardo Catalaura en la defensa de los derechos de los pueblos y comunidades étnicas desde el enfoque de género, y rituales de armonización con el pueblo indígena betoy, son dos de las recientes acciones implementadas en la ruta de reparación colectiva con estas comunidades indígenas en el oriente del país.
La directora de la Unidad para las Víctimas en Norte de Santander y Arauca, Alicia María Rojas Pérez, señalo que a través de un foro, culminaron las acciones de implementación del auto 092 de la Corte Constitucional, que busca garantizar la protección de los derechos de las mujeres indígenas barí en la zona del Catatumbo.
“El fortalecimiento de la mujer indígena barí en la defensa de los derechos de los pueblos y comunidades étnicas desde el enfoque de género, fue el tema abordado por la Unidad para las Víctimas con este grupo para brindar acciones de liderazgo, empoderamiento y respeto desde y hacia la mujer”, dijo la funcionaria.
“El foro permitió la socialización de sus experiencias y el aporte fundamental para afianzar su presencia en diversos escenarios que aporten al cambio social. Su compromiso y esfuerzo han logrado trazar una hoja de ruta en atención y asistencia para llegar hasta su territorio y garantizar la presencia institucional en una de las zonas más golpeadas por la violencia en Norte de Santander”, agregó Rojas Pérez.
En el desarrollo de la jornada, las participantes realizaron un espacio de reflexión en el que compartieron sus experiencias durante la implementación del programa. “Gracias a la Unidad para las Víctimas que ha hecho un proceso de consulta previa, hemos identificado las amenazas y afectaciones que hemos sufrido a lo largo del tiempo y eso ha afectado la pervivencia, nuestras prácticas ancestrales y culturales, y gracias a eso pudimos escribir, y documentar para que la demás gente conozca que hemos sufrido a lo largo del tiempo y con esto también se ayuda a que nos respeten dentro de nuestro territorio”, expresó la cacica-gobernadora del resguardo Catalura, Judith Asoyra.
Sobre el proceso con pueblo indígena betoy, de Tame (Arauca), se avanza en la medida de rehabilitación: “Hemos realizado dos encuentros, uno de ellos enmarcado en prácticas de medicina tradicional, rituales de armonización propio de su cultura, la población étnica representada en autoridades ancestrales, sobanderos, parteras y yerbateras se concentraron, quienes a través de sus rituales llevaron a cabo el proceso de recuperación de su tejido social afectado por las acciones violentas generadas por el conflicto armado que desintegraron su cultura con varios hechos de victimización”, indicó la directora territorial.
Rojas Pérez también explicó un segundo encuentro que le apuntó a la medida de satisfacción con prácticas culturales y tradicionales donde los miembros de la comunidad realizaron esteras, abanicos, cotizas, además, realizaron tiro al blanco, el marranito y carrera por relevos, juegos propios de su cultura que contaron con rituales de armonización de apertura y cierre.
La directora territorial de la Unidad también dio a conocer otras medidas que se han implementado con este pueblo indígena: “La población infantil y adolescente, víctima del conflicto armado, fue parte esencial de la implementación de la medida de restitución con la dotación de mobiliario escolar y elementos tecnológicos colectivos en las cuatro escuelas y el Centro Educativo Indígena Betoy”.
Añadió, que en el proceso se buscó la reconstrucción del tejido social, con el fin de recuperar las tradiciones y las memorias, y agregó que los proyectos tuvieron una inversión superior a los $300 millones, que se consolidaron durante varias fases en el año 2019, asignando más de 600 elementos y unidades que fortalecieron el sistema educativo, tecnológico y productivo de estas comunidades.
Por último manifestó que más de 1.000 víctimas de este sujeto de reparación colectiva étnico, se beneficiaron con un proyecto relacionado con la recuperación de saberes artesanales de las mujeres, mediante iniciativas productivas, encaminadas al tejido y modistería que incluyó dotación, capacitación y comercialización de los productos.
(Fin/CEG/CMC/LMY)