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“Hoy las ocho veredas de La Habana somos un solo pueblo unido”
El sujeto de reparación colectiva de La Habana, Buga (Valle del Cauca), terminó ayer seis años de camino en la reconstrucción de su tejido social a través de la estrategia Entelanzando, de la Unidad para las Víctimas.
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El sujeto de reparación colectiva de La Habana, Buga (Valle del Cauca), cerró anoche de manera oficial su participación en la estrategia Entrelanzando, de la Unidad para las Víctimas, a través de la cual se gestiona desde la misma comunidad un intenso y valioso proceso de reconstrucción de los lazos sociales en este territorio, fuertemente afectado por el conflicto armado interno.
Este sujeto de reparación colectiva está compuesto por las ocho veredas que integran el corregimiento de La Habana: Alaska, La Magdalena, La Piscina, Las Frías, El Diamante, El Janeiro, La Habana y Alto Cielo, y trabajó con Entrelanzando durante seis años, en los que enfrentó retos como la reconstrucción de la confianza entre vecinos y el restablecimiento de su capacidad organizativa.
Este territorio, rico en fuentes hídricas y poseedor de una gran belleza natural, padeció hace 18 años la masacre de 24 de sus habitantes, todos hombres, a manos de grupos de autodefensas que sembraron de dolor y miedo a esta región.
“El proceso vivido por los habitantes de este corregimiento es digno de admiración, pues pese a las profundas heridas que les dejó la guerra han logrado levantar su espíritu. Poco a poco, enfrentando las adversidades y el escepticismo dan significativos pasos hacia la recuperación de los lazos de su comunidad”, dijo Luz Adriana Toro, directora territorial de la Unidad en el Valle del Cauca.
Este proceso de reconstrucción se da cimentado en el trabajo de hombres y mujeres de este territorio a quienes se denomina Tejedores y Tejedoras, quienes lideran los espacios de diálogo, impulsan las convocatorias y ponen toda su energía en este camino de fortalecimiento.
Don Virgilio Rincón es uno de ellos. “Para nosotros este momento significa mucho, Siento satisfacción de haber podido volver a trabajar por la comunidad, de haberla vuelto a unir, porque con lo que nos pasó nos rompimos mucho. Todavía nos hace falta mucho, pero podemos decir que las ocho veredas estamos unidas por medio de cosas como el mercado campesino y muchas otras actividades”, indicó.
El acto de cierre fue una jornada llena emociones en la caseta comunal de Alaska, donde los Tejedores y Tejedoras recibieron reconocimientos, se presentaron grupos de danza infantil y tuvo lugar un momento de relajación con música en vivo. A esta clausura fueron invitados habitantes de los sujetos de reparación colectiva de Arenillo (Palmira) y Arenillo, La Ruiza y Los Pinos (Pradera), cuyos procesos con Entrelazando también han sido destacados. Un grupo de teatro de este último territorio, llamado Campo joven por la Paz, compartió con los presentes una puesta en escena con dolorosas escenas sobre el conflicto, pero también sobre resiliencia.
Al final, se realizó un ritual de fuego en el que los presentes compartieron reflexiones al lado de una fogata.
(Fin/LJA/CMC)