Chinulito, 20 años de “La ruta de la muerte”
El departamento de Sucre recuerda esta semana la masacre de Chinulito, perpetrada el 13 de septiembre del 2000 por las Autodefensas Unidas de Colombia.
En 1989 la comunidad identificaba la presencia del frente 35 de las Farc y paramilitares, los primeros en la zona de El Cerro y los segundos en la vía hacia San Onofre. Ambos grupos les hurtaban a campesinos, sus animales y cosechas; además no aceptaban la presencia de personas que no fueran del municipio por lo que en 1994 prohibieron la realización de las fiestas de corralejas.
La violencia que azotó a Chinulito fue denominada “La ruta de la muerte” porque a las personas las ultimaron en diferentes sectores siguiendo el recorrido del arroyo El Bobo. Eran entre las dos y las cuatro de la tarde del 13 de septiembre del año 2000, cuando un grupo de 70 paramilitares del bloque Montes de María de las Autodefensas Unidas de Colombia (Auc) llegó al corregimiento de Chinulito en Colosó, Sucre y en las veredas de El Cerro, Ceibita, La Arenita y El Parejo empezaron la masacre. Al tiempo que cometían los crímenes quemaban las casas de sus víctimas y de algunos que lograron salvarse de la muerte.
Las otras víctimas son Geraldo Rivera, José Manuel Padilla, Antonio José Rivero, José Guido Buelvas, Jorge Eliécer Torres, Joaquín Rivera, Jesús María Olivera, Pedro Manuel Rivera, Roberto Antonio Buelvas y Elio Rafael Passo Chávez. Alrededor de 4.000 familias tuvieron que huir por amenazas y matanzas selectivas.
En este sentido, las víctimas han construido una red de colaboración que les ha permitido consolidarse como sobrevivientes del conflicto, teniendo incidencia concreta en las decisiones administrativas del municipio de Colosó. Uno de los líderes y miembros del comité de Impulso, Franklin Jaraba, hoy ocupa el cargo de secretario de Gobierno municipal en Colosó. “Hago parte del comité de tejedores de la estrategia Entrelazando, hemos ido entendiendo con el proceso que la única forma de salir adelante es siendo unidos, y trabajando en conjunto”, comenta.
“Se ha ido recuperando el tejido social, la confianza entre nosotros mismos y con la institucionalidad, en compañía de la Unidad para las Víctimas y otros aliados estratégicos como el PNUD, hemos logrado algunas cosas tales como la adecuación de sedes educativas del sujeto y la dotación de estas mismas y la adecuación de la iglesia de Chinulito”, explica el líder.
Por su parte, Dennis Manuel Mercado, otro sobreviviente y líder de Colosó, afirma que en medio de la zozobra por los disparos que se oían, todavía no entiende cómo fue que salió ileso: “Había pánico y la angustia de la gente crecía. La guerrilla en este territorio estuvo antes de la masacre por 10 años, y a partir de los años 90 hubo muertes selectivas, abandono de fincas y lo más duro fue cuando llegaron las Auc porque hubo enfrentamientos entre los bandos de guerrilleros y el grupo de las autodefensas”.
Describe Dennis que por coraje se salvó, al atreverse a hablarle a alias Rodrigo Cadena: “Salí ileso. Me armé de valor y le dije pongo mi vida con tal que cese la matanza y las amenazas en la zona. Yo abro el hueco y usted me entierra”.
Reconoce, que han tenido acompañamiento de la Unidad para las Víctimas en Sucre: “Hemos recibido aprendizajes significativos en experiencias. Logramos como comunidad tener representación en lo político. Sabemos que el Gobierno a través de la Unidad lidera un proceso para mejorar nuestra calidad de vida”.
La Unidad para las Víctimas reportó un avance significativo en la implementación del Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC) de Chinulito, Cerro, Ceiba y Arenita, cumpliendo con las acciones reparadoras y de integración de la comunidad. Otro logro es la articulación para lograr la entrega de bienes de uso público y ha consolidado la recuperación emocional de la comunidad a través de estrategias de atención psicosocial.
(Fin/SED/LMY)