
Samaná (Caldas) respira paz a través de sus víctimas
Los habitantes del municipio de Samaná en especial sus víctimas que conforman más del 90% de la población, realizaron durante el fin de semana la ‘Marcha de la Luz’, medida dedicada a familiares desaparecidos y a la memoria de todas las víctimas del conflicto armado de la localidad.




Enclavado en la parte noroccidental de departamento de Caldas, a primera vista Samaná se erige como una población hermosa, arquitectónicamente tradicional y arriera, con bellos paisajes y cascadas naturales por doquier en su camino. Desde la ciudad de Manizales se ubica a 5 horas de viaje por carretera a buen ritmo.
El primer escollo a superar es el alto de Letras donde el frío imponente obliga a propios y extraños a permanecer siempre abrigados, después paso obligado por el departamento del Tolima municipios de Padua, Fresno, Mariquita y Honda, para finalmente tomar rumbo de Victoria (Caldas) y tránsito final a Samaná con ciertos tramos en carretera destapada.
En el último ascenso antes de llegar al municipio los funcionarios de la Unidad para las Víctimas se encuentran el primer testimonio de alguien que quiere dejar en el pasado las huellas de la violencia. Se trata de Alejandro Bernal, un joven que debió padecer el horror de la guerra, y que hoy en su bicicleta se prepara para representar a Samaná y al colectivo de víctimas en la Gran Travesía de Renacimiento de ciclomontañismo, evento que se llevará a cabo en los próximos días entre Sonsón (Antioquia) y La Dorada (Caldas).
Ya en Samaná se hace sentir el calor humano de recibimiento por parte de sus habitantes a los funcionarios de la Unidad, entidad que desde hace varias temporadas adelanta trabajo de reconstrucción del tejido social a través de los procesos de Reparación Colectiva y la estrategia Entrelazando, cuyo Comité de Impulso es integrado por Tejedores y Tejedoras, víctimas que a través de iniciativas propias trabajan por sus colectivos.
Esta vez la visita tuvo un motivo bastante especial, la realización del evento llamado ‘Marcha de la Luz’, actividad con un fin específico: rendir homenaje a todas esas personas (más de 20 mil) que padecieron las consecuencias del conflicto armado por parte de todos los actores, (el 94% de ellos desplazados de sus terruños) y mantener viva la esperanza de recibir noticias de familiares y amigos desaparecidos.
Las historias del conflicto se encuentran en cualquier esquina, los frentes 9 y 47 de las FARC ingresaron en los años 90 a los municipios de Samaná, parte de Victoria y Norcasia, como una prolongación de la dinámica que ocurría en el oriente antioqueño, coincidiendo con la crisis cafetera.
En el 2000 salieron expulsadas de Samaná 131 personas, número que se multiplicó casi 18 veces para el siguiente año, cuando pasó a 2.031, el ascenso siguió en 2002, cuando alcanzó 7.589 personas expulsadas, la mayoría de ellas producto de dos desplazamientos masivos registrados en febrero y abril del mismo año, debido a incursiones de las Farc en el corregimiento de San Diego.
En 2005 se presentaron otros dos desplazamientos masivos: uno en abril y otro en noviembre. El primero se debió al inicio de las fumigaciones de cultivos ilícitos en Pensilvania y Samaná; el otro, por combates entre la guerrilla de las FARC y las autodefensas del Magdalena Medio.
Uno de los hechos más recordados fue el del homicidio del Párroco Arley Arias, en el corregimiento de Florencia (Samaná) el 17 de enero de 2002, quien además era representante de la Comisión de Paz mediadora ante la guerrilla frente a situaciones de secuestro de propios y visitantes en este municipio caldense; fue asesinado por las autodefensas lideradas por el comandante Bayron, provocando una profunda tristeza en la comunidad, porque además de ser un líder espiritual, velaba e intercedía por la protección de los derechos humanos.
Tal vez uno de los acontecimientos más sonoro y rayando en lo inverosímil, fue la toma al corregimiento de Arboleda, (Samaná), el 29 de julio del año 2000 cuando por lo menos 500 guerrilleros de las FARC reforzados por subversivos del Bloque José María Córdoba, ingresaron violentamente a la población bombardeando con cilindros, ráfagas de fusil y ametralladora.
Su blanco inicial era el cuartel de la policía, pero la falta de precisión con las pipetas explosivas lanzadas desde la parte alta y la férrea resistencia de los policías causó la destrucción del centro del corregimiento: la corregiduría, el puesto de salud, oficinas de Telecom y la Chec, Caja Agraria, templo parroquial, casa cural, estación de policía, colegio Pablo VI y oficina de saneamiento ambiental.
El retiro de los insurgentes también fue espeluznante porque explotaron una volqueta-bomba en la madrugada y abandonaron el sitio tras 24 horas de cruentos combates, con saldo de 14 policías y 3 civiles muertos.
16 años después de la época más complicada los habitantes de Samaná se reunieron en pro de marcha, esta vez no con sus pocos ‘corotos’ como en tiempo de los desplazamientos, sino con una vela en encendida entre sus manos, para tejer sus sueños, encendiendo la luz de la esperanza.
“Para la administración municipal, en cabeza de Gloria Ortiz, esta marcha representa el compromiso del gobierno con las víctimas y la esperanza de que los hechos aquí sucedidos jamás vuelvan a repetirse; seguiremos luchando la reivindicación de sus derechos y brindarles una reparación como se la merecen”, explicó José Rubiel Gallego, alcalde encargado.
“Desde administraciones pasada hemos tenido un apoyo interesante, la Unidad para las Víctimas ha sido esencial en todo el componente psicosocial y de recuperación emocional; esperamos seguir trabajando en equipo por el bien de la comunidad y enseñarle a los pequeños cómo se puede llegar perdonar”, señaló Alejandro Bernal, integrante del Comité de Impulso.
“Agradezco a la Unidad para las Víctimas su presencia en el municipio porque es importante estar en todas estas iniciativas; el acto significa que a nuestras víctimas siempre las vamos a recordar en nuestros corazones y vamos a seguir luchando para tener noticias de los familiares desaparecidos. Queremos construir tejido social y mantener la esperanza de la paz viva”, argumentó Carmenza Castaño, otra de las víctimas en la localidad.
La ‘Marcha de la Luz’, que tuvo lugar por las principales calles del municipio de Samaná, contó con la presencia de más de 250 personas, entre víctimas, funcionarios de la administración local e integrantes de la Unidad para las Víctimas.