Este territorio, que durante la década del 2000 fue ampliamente afectado por el conflicto, ahora busca de la mano de la Unidad para las Víctimas, la reconstrucción del tejido social que la guerra rompió.

En el mes de abril de 2001, el Cauca vivió uno de los episodios más cruentos del conflicto armado: la masacre de El Naya. El bloque Calima de las Autodefensas asesinó a 50 campesinos habitantes de la zona. Hoy, la población indígena, campesina y afrocolombiana que habita en este territorio avanza en el proceso de reparación colectiva, consciente de la persistencia del conflicto armado en la zona.

La Unidad para las Víctimas, a través de los procesos de reparación colectiva, ha avanzado con el resguardo indígena de Kitek Kiwe. En diciembre del año pasado, Edwin Humberto Guetio, integrante del cabildo y líder de la comunidad, aseguraba que “es un trabajo que se ha realizado articuladamente teniendo en cuenta que siempre se ha hecho bajo el plan de vida del cabildo Kitek Kiwe y la Unidad siempre ha estado presta a articularse y no a imponer su política”.

La zona de El Naya es de difícil acceso y aún hay secuelas del conflicto como las minas antipersonal, por lo que el proceso presenta avances paulatinos. “Sabemos que debemos trabajar de manera articulada con la institucionalidad para garantizar, como primera medida, la seguridad de este territorio. Hasta ahora hemos trabajado con la comunidad Nasa Kitek Kiwe y en este año continuaremos con el plan de reparación colectiva”, señaló Jorge Vásquez, director territorial de la Unidad para las Víctimas en Cauca.

En este territorio se realizarán, además de la implementación de proyectos productivos, estrategias de recuperación emocional y medidas de satisfacción, proyectos encaminados a la reparación y a la recuperación de la memoria histórica de esta población, quienes quieren seguir aportando a la construcción de paz.

En el municipio de Timbío, al que pertenece la región de El Naya, existen 5.275 víctimas registradas, de las cuales 4.456 son sujeto de atención.