Feria del Libro rinde homenaje a Julio Daniel Chaparro, periodista de El Espectador
La Feria del Libro de Bogotá, en su edición número 29, rindió homenaje este domingo al periodista de El Espectador Julio Daniel Chaparro, a 25 años de su asesinato en Segovia (Antioquia), junto con el fotógrafo Jorge Torres. Su hijo, Daniel Chaparro, organizó el conversatorio.
El periodista Julio Daniel Chaparro y el fotógrafo Jorge Torres llegaron el 24 de abril de 1991 a Segovia (Antioquia) en busca de la verdad, pero lo que encontraron fue el golpe seco de las balas, que los recibió sin dejarles pasar siquiera una noche en el pueblo.
Querían conocer cómo vivían sus pobladores años después de la masacre de 1988, en donde 43 personas perecieron a manos de paramilitares del Magdalena Medio. Querían seguir con la serie de crónicas denominada “Lo que la violencia se llevó”, que pretendía demostrar “cómo, pese al azote de la violencia, los pueblos renacían entre los escombros”, según una recopilación hecha por la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), y entregada en el conversatorio del domingo.
Querían, pero su reportería quedó truncada por un crimen que quedó en la impunidad. “Después de 25 años, todavía no se sabe quiénes fueron los victimarios, los perpetradores intelectuales y materiales de la muerte de Chaparro. Es un crimen atribuido pero no tiene ningún tipo de sentencia”, afirmó Germán Rey, relator del informe del Centro Nacional de Memoria Histórica (CNMH) “La palabra y el silencio”, sobre la violencia contra los periodistas en Colombia.
“Julio Daniel fue asesinado en el período más grave de violencia contra periodistas, que fue entre 1986 y el 2006”, dijo Rey en el encuentro que tuvo lugar en el stand del CNMH de la Feria del Libro.
Además, destacó, “sucedió en Antioquia. En una de las cinco regiones más asoladas por la violencia contra periodistas en Colombia y que a su vez tiene hoy una de las regiones más peligrosas para ejercer el periodismo en el mundo, que es el Bajo Cauca antioqueño”. Allí, tan sólo hace dos años, en Caucasia, también cayó asesinado el periodista radial Luis Carlos Cervantes.
Pese a la impunidad, el recuerdo de Chaparro, el reportero y el poeta, sigue vigente. Su hijo, Daniel Chaparro, tomó las riendas de esta responsabilidad.
“Daniel es quien ha mantenido viva la memoria de su padre. Todos quienes hemos estado alrededor somos facilitadores o gente que le ayuda a pedalear, pero sólo al
trabajo de Daniel se puede atribuir que muchas personas le hayan hecho la trampa a la censura”, afirmó por su parte Pedro Vacca, director ejecutivo de la FLIP.
“Lo que está detrás del asesinato de un periodista es el silencio, es apagar una voz para que no se vuelva a escuchar”, insistió Vacca. Pero “la jugada les salió muy mal a estos tipos”, por su hijo Daniel, actual integrante del equipo de Reparación Colectiva de la Unidad para las Víctimas.
En el país, 152 periodistas han muerto violentamente en ejercicio de su labor, a manos de todos los grupos armados que han actuado en el conflicto armado colombiano y también de políticos corruptos.
Por esta razón, la Unidad para las Víctimas se ha acercado a comunicadores de distintas partes del país para iniciar el proceso de reparación colectiva con quienes ejercen esta profesión y han visto amedrentados sus derechos por dicha causa.
En el conversatorio del domingo, además de la serie de crónicas de la violencia en la que trabajaba el reportero de El Espectador antes de su muerte, se le entregó a los asistentes el informe del CNMH sobre periodistas silenciados en Colombia, y se leyeron en voz alta algunos de los poemas del comunicador, que están disponibles en: http://www.unidadvictimas.gov.co/especiales/julio-chaparro/index.html