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Comunidades retornadas y reubicadas de Puerto Gaitán buscan arraigo en el territorio
Habitantes de la vereda Alto Tillavá, de este municipio del Meta, reconocen las fortalezas de estrategia de Fortalecimiento del tejido social para comunidades retornadas y reubicadas, que les ha permitido reunirse, conocerse y empoderarse para su propia transformación.
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En la vereda Alto Tillavá, en Puerto Gaitán, Meta, la Unidad para las Víctimas viene implementando la estrategia de fortalecimiento del tejido social para comunidades retornadas y reubicadas, como herramienta para afianzarlos con el territorio.
La vereda empezó su poblamiento a mediados de los años 80 con familias campesinas. Paulatinamente se empezó a convertir en un asentamiento con más de 15 viviendas, siendo lugar de paso para los trabajadores del sector de hidrocarburos con presencia de varios proyectos de extracción en esta zona del Meta. Finalizando los 90, los actores armados en conflicto por diversos intereses despojan, intimidan y a través de diferentes hechos victimizantes, vulneran los derechos fundamentales de quienes allí habitaban.
A partir de la voluntad de sus habitantes, Alto Tillavá ha buscado avanzar en sus procesos de reparación de manera colectiva, siendo reconocidos como sujeto en el 2015 por el Estado colombiano. “Nos hemos mantenidos firmes y activos para que este proceso se mantenga vigente y se nos garantice la reparación en todas nuestras afectaciones colectivas”, explicó Bernardo Rodríguez, miembro del Comité de impulso.
Para Cecilia Díaz, beneficiaria de la estrategia que implementa la Unidad, “esta atención psicosocial nos tiene muy contentos, podemos estar enfermos, ocupados o lo que sea, pero no faltamos a ninguna reunión. Lo que nos ha dado es capacidad para entender que somos una comunidad y que solo la unión nos va a permitir dejar atrás todo lo que nos causó el conflicto. Por eso hacemos acciones autónomas, en donde todos trabajamos para mejorar, embellecer y arreglar algunas cosas en el pueblo, eso nos permite reunirnos, conocernos y empoderarnos en nuestra propia transformación”.
Para fortalecer el tejido social, la Unidad reconoce que las personas o comunidades que han sido afectadas por el conflicto armado no solo están sufriendo, sino que en su historia existen otros elementos como resistencia, desarrollo frente a su adversidad, reorganización psicológica, familiar, social y comunitaria que les permite afrontar su vida actual y su perspectiva de futuro.
La última acción autónoma fue la intervención al Puesto de salud que fue saqueado por grupos paramilitares hace más de 20 años, dejándolos desde entonces sin un lugar para la atención médica básica.
(Fin/EVA/CMC/LMY)