El evento, al que asistieron cerca de 300 personas, se desarrolló en las instalaciones del Club de Ejecutivos de la capital del país.

En el marco de las jornadas de pedagogía sobre el Acuerdo de Paz que adelanta en diferentes lugares del país, el director de la Unidad para las Víctimas, Alan Jara, participó en un foro organizado por las corporaciones Escenarios y Vivamos Humanos.

En el evento también participaron el expresidente Ernesto Samper Pizano, la exministra Cecilia López, el senador Horacio Serpa Uribe y el director de la Agencia Nacional de Tierras, Miguel Samper Strouss.

Durante su intervención Jara señaló que “la construcción del punto cinco del Acuerdo contó con la participación activa de las víctimas porque se hicieron unos foros regionales donde las víctimas aportábamos propuestas e ideas o simplemente narrábamos la tragedia que habíamos vivido y la necesidad de superarla. Eso terminó en un foro nacional en el que se compiló todo ello, se envió a La Habana y, en un ejercicio adicional con la Conferencia Episcopal, Naciones Unidas y la Universidad Nacional, cinco grupos de víctimas de 12 personas, fuimos a la Mesa de Conversaciones a expresar nuestro punto de vista y a narrar lo que habíamos vivido. También hicimos propuesta y se construyó el punto cinco que tiene como esencia la verdad, porque es en el punto en el que todas las víctimas coincidíamos en la necesidad de la verdad”.

De igual forma, Jara indicó que “el Acuerdo también tiene un alto contenido de dignificación y de reconocimiento y se plantea en el Acuerdo actos de reconocimiento de responsabilidades y estos últimos se han empezado a dar de manera temprana, como en el caso de Bojayá o hace apenas una semana cuando familiares de los diputados del Valle, secuestrados y posteriormente asesinados por las FARC, se reunieron con miembros de los negociadores de ese grupo armado en un acto de perdón”.

Por su parte, Miguel Samper Strouss, director de la Agencia Nacional de Tierras, indicó que “el conflicto armado inició en el campo colombiano y es allí en donde debe terminar. La paz en este país debe tener los pies en la tierra y de hecho es ahí en donde se va a construir la paz. El Acuerdo de Paz es robusto y aplomado en el tema de las tierras, especialmente; y el punto uno de La Habana se divide en dos: el primero es garantizarle acceso a la propiedad a quien no la tiene o al campesino que tiene poca tierra como para su subsistencia, al que sí la tiene pero de manera informal hay que formalizársela y al que la tiene y la tiene formalizada hay que garantizarle que la use bien, que la use para lo que es. La segunda parte son todas las medidas de desarrollo rural que habrá que aterrizar en el campo colombiano como lo es la infraestructura, puestos de salud, para las veredas, vías terciarias y toda la infraestructura para que el campesina pueda sacar sus productos”.

El evento, al que asistieron cerca de 300 personas, se desarrolló en las instalaciones del Club de Ejecutivos de la capital del país.