La Balsita, en Dabeiba, logró la reconstrucción del tejido social afectado por el conflicto durante 20 años
El resultado de la estrategia “Entrelazando”, que concluyó este mes, fue la recuperación de prácticas campesinas como la música, los convites o el deporte.
La música de carrilera, los grupos artísticos, los torneos deportivos entre veredas, varias tradiciones campesinas y la labor de los líderes sociales del corregimiento La Balsita se reconstruyeron para reparar los daños sicosociales causados por el conflicto armado en esta zona rural de Dabeiba.
El reto de reparar el tejido social de una comunidad con más de 300 personas separadas por la violencia era enorme. Durante casi 20 años, la disputa entre guerrillas y grupos de autodefensa destruyó los lazos comunitarios con homicidios, masacres, secuestros, desapariciones y reclutamientos forzados, desplazamientos masivos de población y hasta la quema de 25 viviendas.
Para lograrlo, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas implementó durante 7 años (2014-2021) la medida de rehabilitación comunitaria “Entrelazando”, como parte del plan integral de reparación colectiva.
El resultado de esta estrategia sicosocial, que concluyó este mes, fue la recuperación de prácticas campesinas que la comunidad había perdido por las acciones violentas y las restricciones impuestas por los grupos armados, como la música, los convites o el deporte.
Mediante acciones sicosociales, ejercicios de memoria y de duelos individuales y colectivos, conmemoraciones y fortalecimientos a los líderes, varios de estos se convirtieron en “tejedores” para reconstruir el tejido social.
María Esther Castaño, quien sufrió el asesinato de un hijo y el desplazamiento forzado, es una de esas tejedoras. “Como víctima perder a un ser querido no se recupera porque la herida del alma sigue”, relata al recordar ese dolor irreparable.
Pero reconoce : “lo que antes era un miedo y una desconfianza cambió y ahora nos integramos y hemos recuperado mucha parte de la parte de la tranquilidad y prácticas comunitarias perdidas como los convites y el deporte”.
Y Juan Andrés Castaño, un líder comunitario y músico local, recuerda que tras las incursiones de las guerrillas y grupos de autodefensas “nos despatriamos por la violencia y la música la abandonamos”.
Ahora sonríe porque regresaron a su tierra y con la dotación de instrumentos retornó la música de carrillera que gusta en las 12 veredas que conforman el corregimiento. “Para volver a unir nuestros grupos, motivarnos y echar atrás lo malo que pasó”, dice.
Reparación física y social
Según Wilson Córdoba Mena, director de la Unidad para las Víctimas en Antioquia, tras concluir con éxito la Rehabilitación Comunitaria Entrelazando, “son ya 21 medidas implementadas del plan de reparación colectiva de La Balsita, que ya tiene un 80 por ciento de cumplimiento”.
Entre esas acciones están el fortalecimiento de proyectos agrícolas, reconstrucción de puentes, casetas comunales y canchas deportivas, dotación tecnológica y mobiliaria de las escuelas veredales, dotación de grupos artísticos.
Para el líder comunitario Alberto de Jesús Herrera Úsuga, “con estos proyectos recuperamos esas prácticas sociales y culturales que teníamos y que fueron violentadas y vulneradas”.
Además, destaca: “venimos en proceso de recuperación de tantos años muy duros que vivimos por causa del conflicto, que nos atrasó y ahora nos está sacando adelante con nuestros proyectos de vida”.
Fin/JCM/COG