Mayo
15
2019

Buscando la verdad, Luz Almanza encontró su liderazgo social

“Los logros más representativos que, en conjunto con otros líderes, he podido obtener, son el poder representar a la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (Asfaddes), como coordinadora en el Magdalena Medio y conseguir la apertura del capítulo de la Asociación en Aguachica, Cesar”, dice ella.

SantanderBarrancabermeja

Luz Elsia Almanza Suárez se convirtió en líder social mientras buscaba la verdad de lo sucedido el 16 de mayo de 1998, cuando sobrevivió a una masacre en Barrancabermeja. Ella empieza este diálogo destacando sus más recientes logros, pero su historia está llena de muchas otras dificultades que ha sabido sobrepasar para convertirse en una mujer fuerte que dice con seguridad “todo lo que me propongo, lo logro”.

Es de una familia de nueve hermanos, nació el 15 de enero de 1969 en ese puerto sobre el río Magdalena y vivió con sus padres en una humilde vivienda hasta la edad de 11 años. Los escasos recursos, la mentalidad de sus padres y los deseos de estudiar la llevaron a mudarse a la casa de su maestra, quien le prometió que, a cambio de hacer algunas labores en el hogar, le ayudaría con recursos para poder seguir con los estudios.

“Mi papá era un hombre que decía que el estudio era para los hombres y que las mujeres debíamos dedicarnos a los asuntos del hogar, así que si queríamos estudiar debíamos buscar la manera de costearlo”, afirma Luz con una leve sonrisa.

Su tiempo en casa de la profesora duró un año y medio. Decidió no seguir allí, trabajó en una cafetería hasta la edad de 16 años, luego en un almacén de novedades hasta los 18 y después viajó a Bogotá.

“Lo único que quería en ese momento, con tres amigas más, era conocer Bogotá y pasear por un mes, pero ese tiempo se convirtió en un año debido a que nos encariñamos con el trabajo y lo pasábamos muy bien”, recuerda Luz con nostalgia.

Una vez volvió a su tierra natal, conoció a Ricky Nelson García, un joven de 17 años, su primer amor, y se fue a vivir a la casa de los padres de él. Rápidamente conocieron la noticia de que serían padres y ninguno de los dos contaba con recursos para tener un espacio diferente donde habitar.

Poco después, en el año de 1991, deciden mudarse a una invasión donde nace su primera hija y luego de dos años más, su hijo. Así se fue consolidando el hogar García Almanza. Ricky consiguió mejores oportunidades de empleo y, aún sin muchos recursos, Luz y su esposo decidieron ayudar a otras personas: hacían mercados que donaban a habitantes del sector más necesitados.

Luz Elsia ya había empezado a mostrar su amor por el liderazgo social. Se convirtió en la secretaria de la Junta de Acción Comunal y del programa de autopavimentación del barrio en el que vivía; y cuando empezó a ingresar la guerrilla del ELN, ella era una de las que tomaba la vocería para hacerles frente.

No obstante, se fue alejando de esas labores por solicitud de su esposo y comenzó a trabajar con un programa de madres comunitarias denominado FAMI, que lideraba el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, donde hacía manualidades.

Para el año de 1997, en unos exámenes de rutina, Luz fue notificada de su tercer embarazo. “Fue un momento muy duro, pues la situación con Ricky no estaba muy bien, sin embargo decidí seguir adelante con el embarazo y no separarme de él”, agrega ella.

Pasó poco tiempo para que su espíritu de liderazgo volviera a surgir. Con cinco meses de gestación retornó a las labores sociales, apoyando a los niños del barrio en actividades culturales. Fue en ese proceso que surgió la idea de realizar un bazar con el cual pudieran recolectar fondos para comprar los instrumentos de un grupo de tamboras y los trajes del grupo de danzas. Se haría el 16 de mayo de 1998, en la cancha del barrio El Campín, a las 7:00 p.m.

El bazar empezó mal y terminó muchísimo peor. Luz recuerda con tristeza: “Con todos los padres de los niños habíamos acordado que a las 9:00 P.M., ya los niños hubieran realizado sus presentaciones, pero hubo problemas técnicos en el sonido; los niños no se pudieron presentar y cada padre se llevó a su hijo, acordando presentarse al día siguiente”.

A eso de las 9:30 P.M., inició lo que hoy conocemos como la masacre del 16 de mayo en Barrancabermeja, que dejó marcado al puerto petrolero.

“Había mucha confusión, todos gritaban ¡se metieron los macetos!, la gente corría, se pisaban los unos a los otros, de los nervios las llaves de mi casa no me abrían, así que entré en la casa de mi vecina y esa casa ya estaba a reventar”, comenta Luz con un bajo tono en su voz.

“En medio de la confusión, logré entrar en mi casa y luego llegó un conocido y me pregunto por Ricky, le dije ‘está arreglando una moto’ y me dijo ‘la moto está tirada junto a la escuela’; salí corriendo, un camión paró enfrente y tiró a una muchacha que también estaba embarazada, seguí con la ilusión de que la persona que estaba al lado de la moto tirada no fuera él…y así fue, ese muerto no era Ricky; sin embargo, desde esa noche del 16 de mayo, nunca lo volví a ver”, relata ella.

Fue entonces cuando Luz comenzó su carrera de líder social que defiende los derechos, busca la verdad y ante todo quiere reparar a las víctimas del conflicto armado en Colombia. Se propuso encontrar a su esposo vivo o muerto y saber qué fue lo que pasó. Fue así como en el 2006, en una audiencia en la que rindió versión Alexander Gutierrez (alias Picua), escuchó cómo y por qué había sido asesinado su esposo Ricky Nelson García y en el 2010, recibió sus restos.

“Ricky fue un hombre cariñoso, colaborador, recuerdo que yo le decía, ‘usted es de los niños riquillos de este barrio’; no se metía con nadie, se fijaba mucho en su trabajo, era muy comprometido y amaba a su familia”, recuerda.

Tras la entrega de los restos de su esposo, llegaron las amenazas a su vida y debió salir de la ciudad, pero regresó siete meses después. Desde ese momento Luz se empezó a transformar en la líder que es hoy en la región del Magdalena Medio.

“Inicié leyendo, revisando sobre todo el tema de desaparición forzada, veo noticias todo el tiempo, logré realizar algunos talleres en Bogotá acerca de la defensa de los derechos de las víctimas; en fin, me preparo para poder defenderme; creo que uno va creciendo como persona y he podido ver en el transcurso de la vida que existen casos peores que el mío; por eso, esta lucha debe seguir”, relata.

Desde el 2007 Luz Elsia funge como la coordinadora de la Asociación de Familiares de Detenidos y Desaparecidos (Asfaddes) en el Magdalena Medio, y actualmente pertenece a la Mesa Municipal de Participación de Barrancabermeja, en representación de las víctimas de desplazamiento forzado. Por medio de la Asociación, asesora a los municipios de Puerto Berrío, San Vicente de Chucurí y San Pablo.