Ago
16
2018

Recuerdos hilados con valentía

Este jueves 16 de agosto se realizó en el Parque de los Periodistas en Bogotá la pasarela “Costuras de Paz, Mujeres diseñando país”, apoyada por la Dirección General de la Unidad para las Víctimas como parte de la estrategia “Pedagogía Social”.

Bogotá, D.C.Bogotá, D.C.

En la pasarela “Costuras de Paz, Mujeres diseñando país” se destacó la pluralidad de los territorios colombianos, la fauna, la flora y los recuerdos de un país que lleva a cuestas miles de historias amargas, pero ha sabido resurgir de la guerra. 

Las diseñadoras Dora Sánchez, Mara Elena Nieto y Cleiner Cobadías son sobrevivientes del conflicto armado que les dieron voz a sus memorias. Sus prendas y joyas hablaron a lo largo de la pasarela con un particular encanto de mezclas étnicas, ambientadas con el sonido de la chirimía “Esteros del pacífico”, conformada por  tres músicos y una cantante, todos sobrevivientes de la violencia.

El desfile contó con la participación de diez modelos mujeres y cuatro hombres víctimas del conflicto armado, que encontraron en las pasarelas un lugar para expresar sus sentimientos, dejar atrás sus temores y promover las creaciones hechas a mano que encierran la riqueza cultural de sus comunidades.

Jorge Montesino, una mujer trans de la comunidad LGTB fue una de las modelos encargadas de lucir las creaciones de estas diseñadoras. “Me siento modelo desde que nací, estar aquí para mí significa poder respirar, dejar ir toda la tristeza que el conflicto nos dejó y plasmarla en el anhelo de construir la paz. Mi cuerpo para mí es armonía”.

Las creaciones conjuntas, el amor y la unión familiar fortalecieron el proceso de cada una de las diseñadoras que trabajaron por el rescate del patrimonio tangible de los pueblos, su belleza y fortaleza. Estas prendas fueron una provocación para apelar a la memoria, para soñar con la libertad y resistir el peso de la violencia.

Dora Sánchez es de Santa Rita Ituango, actualmente vive en Barranquilla y desde hace seis años creó su marca Grass Accesorios SAS, en compañía de su hija Gina Grass. Sus diseños estuvieron inspirados en la naturaleza colombiana, principalmente en las heliconias, claveles, orquídeas y margaritas, y para su fabricación utilizó tejidos en mostacillas checas, cristales de Murano, perlas y bronce martillado con enchapes de oro. Tomó como referente la belleza de las flores porque le recuerda la casa de su abuela y los jardines que la vieron crecer.

Gina Paola Grass Sánchez es aprendiz de diseño para la industria de la moda en el Sena, se está formando en el oficio de la orfebrería y apoya a su madre en el manejo de las redes sociales de la marca. “Somos un complemento las dos, porque de pronto yo pienso en algunos diseños y ella los lleva a cabo y hago la elección de los colores de temporada”.

La primera vez que Dora exhibió sus diseños fue en un stand de la Feria del Hogar en Bogotá, organizado por la Unidad para las Víctimas, y gracias a la indemnización recibida como parte de su reparación integral pudo tener una base para expandir el negocio. Su colección en esta pasarela llevó el nombre de “Macondo”, en el que utilizó las clásicas mariposas amarillas para rememorar al escritor Gabriel García Márquez.

“Nuestra labor en Grass accesorios ha sido una tarea de constancia y perseverancia, de una habilidad creativa y manual que estuvo guardada por años sin saberlo. Como familia hemos sido más unidos en pro de un objetivo en común y hemos logrado un desarrollo como empresa formal con miras a la exportación. En este momento soy una generadora de empleo y trabajo con dos mujeres víctimas y somos ocho personas creando en el taller. No solo fabricamos detalles que embellecen a las mujeres colombianas, sino que les ofrecemos la posibilidad de llevar una historia en cada pieza artesanal, para que se sientan orgullosas de lucir estas joyas”.

Mara Elena Nieto es del Cesar y desde 1993 creó la Fundación Amor, con la finalidad de ayudar a los niños y niñas enfermos del corazón o con hidrocefalia. En el 2002 los grupos armados desaparecieron a uno de sus hermanos mellizos y años más tarde encontró sus restos en Villavicencio, después de extensas jornadas de búsqueda junto a sus hijas.  A raíz de este suceso, vinculó a la Fundación a familias de víctimas de desaparición forzada y a mujeres víctimas de violencia sexual, con el fin de brindarles un espacio donde pudieran explorar su capacidad de resiliencia. Su colección llevó el nombre de “Hilando memoria, construyendo esperanza”.

Su primer desfile lo hizo en Valledupar en el año 2014 con ayuda de la Unidad. Allí participaron mujeres campesinas que diseñaron y modelaron sus propias prendas con ayuda de ella.

“Mis prendas son esperanza, mi sueño es poder contribuir a que otras familias no sufran lo que mi familia tuvo que sufrir. Deseo convertirme en un ejemplo positivo para otras mujeres, enfocándome siempre en la paz y la reconciliación como las mejores herramientas para alcanzar la convivencia”.

Mara lució un vestido cosido por ella y pintado por su esposo Leonardo con el rostro de sus dos hermanos desaparecidos y su hermano desplazado, demostrando así la magia que tiene el vestuario para comunicar la intimidad de las historias y convertirse en un templo de esperanza y resistencia.

Sus hijas Katty Marcela y Clara desfilaron sus prendas y su esposo Leonardo pintó cada una de estas a mano.

Cleiner Cobadías es de Quibdó, su nombre es marca registrada y está invitada a la Semana de la Moda en Milán; sus prendas recogieron el color y la belleza del departamento chocoano y se convirtieron en una propuesta de inclusión.

“Me inspiro en el entorno natural del Chocó, en la convivencia con los indígenas y en el movimiento de caderas de la mujer chocoana. La mujer es mi centro de inspiración. En mi taller trabajamos mujeres y hombres víctimas del conflicto, la parte creativa está sobre mí, pero mi esposo, como estudia antropología, me colabora con el nombre de las colecciones”. Su colección llevó el nombre de “Encanto de una etnia”.

Este desfile demostró la capacidad que tiene el arte para transformar los entornos y resignificar la memoria de las comunidades.