Jul
14
2017

Mapiripán, 20 años después

La población, que vivió la crueldad de la masacre paramilitar de 1997 y una larga serie de hechos de violencia relacionados con el conflicto armado, hoy vive la tranquilidad que le ha traído el acuerdo de paz, pero sus habitantes buscan oportunidades para tener una mejor calidad de vida y que lo ocurrido nunca más se repita.

MetaMapiripán

En Mapiripán, hoy en día, se vive en un ambiente de tranquilidad.

En esta población, en donde por muchos años no se podía salir de noche por temor a la presencia paramilitar o a los hostigamientos guerrilleros, hoy es posible pasar una noche de viernes en el polideportivo de su plaza principal, viendo un partido entre el Real Madrid y el Manchester United o cualquiera de los otros equipos formados por los niños de la población para emular a sus ídolos de la Champions League.

“Hoy en día podemos decir que vivimos en completa paz en cuanto a lo que tiene que ver con el conflicto armado. Así como ustedes lo ven, Mapiripán es tranquilo. Ustedes van, vienen por donde quieran ir y no les pasa nada. Y acá la gente es amable, cordial”, dice Nelsy Luque Silva, quien es víctima de desplazamiento, sufrió los momentos difíciles de la presencia guerrillera y paramilitar en la población, y ahora es concejal del municipio.

Tres factores contribuyeron a que Mapiripán superara los tiempos difíciles del conflicto: la mayor presencia de la Fuerza Pública, la desmovilización de los paramilitares y el acuerdo de paz entre el Gobierno y las Farc.

Los habitantes de este municipio, ubicado en las márgenes del río Guaviare, en los límites entre Meta y Guaviare, reconocen que las cosas ahora son muy diferentes a lo que se vivió entre los años noventa y la primera década de este siglo.

“Gracias a Dios ya, de unos seis años para acá, se ha ido mejorando el tema de seguridad y ahora con este proceso de paz se ha venido disipando todo ese conflicto y se goza de tranquilidad”, dice Genaro Romero, quien tiene un taller de mecánica en la plaza principal de Mapiripán.

Sin embargo, las carencias de esta población aún son muchas. A los habitantes de Mapiripán les preocupa mejorar sus condiciones de vida y que lo ocurrido allí nunca más se repita.

La Unidad para las Víctimas reconoció a la población como sujeto de reparación colectiva y avanza con los miembros del Comité de Impulso en la definición de las acciones con las que aspiran a ser reparados.

Una de sus mayores necesidades es la reconstrucción del puente de Caño Ovejas, que fue volado por las Farc hace cuatro años. Ese solo puente significa para los mapiripenses tardar entre 3 y 4 horas en un viaje hasta Villavicencio en el que hoy se pueden gastar entre 10 y 12 horas.

Contar con mejores vías tendría muchas implicaciones en la vida de la población.

“Tenemos un gran potencial de tierras y hay un gran puñado de campesinos dispuestos a trabajarla, pero no tenemos como sacar nuestros productos al ente departamental. La gente opta por no sembrar porque el municipio no es suficiente para consumir todo”, dice Héctor Fredy Patiño.

También les preocupa que los grupos al margen de la ley quieran dañar la tranquilidad del municipio, en especial la disidencia del Frente Primero de las Farc, de la cual ya se tiene información sobre su presencia en la zona.

“Con el departamento vecino del Guaviare compartimos una disidencia. Esa disidencia ya está haciendo apariciones en ciertas veredas, hay ya reuniones, y cobro de vacunas”, afirma el personero de Mapiripán, Alejandro Góngora.

Uno de los mayores retos del posconflicto será que esos espacios que han dejado los violentos, ahora sean ocupados por el Estado, con salud, educación y justicia. Así ocurre en Mapiripán, como en muchos otros municipios que han sido afectados por el conflicto armado.

Pese a estas dificultades, los habitantes de Mapiripán quieren que su localidad sea reconocida ahora por algo distinto a la violencia.

“Miren a Mapiripán con otros ojos. Mapiripán no es solamente lo que fue hace muchos años, violencia, sino que es una tierra que está pidiendo una oportunidad para salir adelante”, dice Moreno.