
La entrega de restos de víctimas se convirtió en el reencuentro de una familia
La Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas acompañó con atención sicosocial a las familias de 11 personas asesinadas por grupos armados ilegales, cuyos restos óseos fueron entregados por la Fiscalía en una ceremonia realizada en Medellín.






El sacerdote bendice los 11 féretros alineados uno junto al otro, rocía agua bendita y llama al perdón, la fe y la valentía para superar la pérdida de los seres amados. Sentados frente a la fila de cofres color marrón, los familiares abrazan y fijan sus miradas tristes en las fotos de sus parientes asesinados en medio del conflicto.
Detrás de los ataúdes, pegados sobre la pared, unas carteleras coloridas resaltan en la solemnidad del acto. Tienen fotos de diez hombres y una mujer con los mensajes póstumos escritos en memoria de esos seres queridos que fueron víctimas de la desaparición forzada por parte de grupos guerrilleros y de autodefensas en Antioquia. Los escribieron los padres, hermanos, esposos e hijos recordando los mejores momentos vividos y la personalidad de cada uno de esos familiares hoy ausentes para aliviar tanto dolor.
"Después de tanta espera, te tenemos con nosotros", "fuiste alegría, ternura, sencillez, honestidad", "no era tu tiempo", así recordaron a Carlos Enrique Congote. También la sobrina que no conoció a Rosmira Posada sabe algo más de ella: "Tía, te quiero mucho... quisiera haberte conocido. Hoy me siento triste por tu partida, pero a la vez feliz de que vas a descansar".
Rescatar esos valores, recuerdos y sentimientos fue la labor del equipo de sicólogos de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas durante tres días, en los que prepararon a adultos y niños para afrontar el momento doloroso de recibir los restos óseos de las 11 víctimas. Además, los fortalecieron para conocer por parte de los fiscales y peritos forenses la verdad de las circunstancias violentas en las que perdieron la vida.
Los niños que no conocieron a sus familiares desaparecidos pintaron sus retratos basados en las descripciones que tenían de ellos y las vivencias que salieron a flote durante las sesiones con el equipo sicosocial. Durante la ceremonia, sus dibujos yacían sobre los féretros de esos parientes queridos entre sus familias.
Duelo y reencuentro familiar
Tras seis años de dolor e incertidumbre causados por su desaparición forzada, los parientes de Rosmira Posada sintieron alivio de terminar con su búsqueda y poder iniciar el duelo familiar. Ella desapareció de un barrio en Medellín a los 52 años y sus restos mortales fueron hallados en una fosa en zona rural de Villeta (Cundinamarca) años después.
“Para mí y mis familiares fue muy valioso el acompañamiento sicosocial, porque este es un momento esperado, pero al mismo tiempo muy doloroso por la incertidumbre de tantos años y gracias a los sicólogos que nos ayudaron a tener presente buenos recuerdos con mi hermana y así encontrar fortaleza como familia”, aseguró Rodrigo Posada, hermano de la víctima.
Para los cinco hermanos fue un día de contrastes. Además de encontrar descanso al recuperar los despojos mortales de Rosmira y disponer de unas exequias con dignidad luego de la ceremonia, la preparación para el acto de entrega de restos también fue un reencuentro familiar. Así lo relata Rodrigo con alivio, recordando que “nos habíamos distanciado como familia y, por la pérdida de un ser querido de forma violenta, volvimos a encontrarnos… Hace 30 años que no me veía con otra hermana. Es duro que tenga que pasar esto, siento que hoy perdí a una hermana, pero gané otra".
La atención sicosocial no solo les ayudó a fortalecerse ante la pérdida de un ser querido. Al final, cuenta Rodrigo, "fue muy valioso para mi familia, ya que reflexionamos que estábamos en el camino equivocado y acordamos que no volveríamos a alejarnos".
Según Kevin Mejía Muñoz, director del Instituto de Medicina Legal en Antioquia, la atención sicosocial con la que la Unidad para las Víctimas acompaña la entrega digna de restos, “es muy importante en este proceso porque “los familiares de las víctimas deben enfrentar un duelo muy difícil, ya que no solo esperan la identificación forense. También quieren saber la verdad de qué les ocurrió, cómo murieron asesinadas, si sufrieron o no y por eso requieren una atención sicológica especial”.
Las víctimas cuyos restos entregó la Fiscalía (el pasado viernes) desaparecieron entre los años 1997 y 2004, en las subregiones de Urabá, Oriente y Bajo Cauca antioqueño a manos de guerrillas y grupos de autodefensa.
Desde 2013, la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas ha indemnizado en Antioquia a cerca de 5.000 familiares de desaparecidos, con recursos por 23.000 millones de pesos. Y desde 2012, se ha acompañado la entrega de restos a casi 2.000 familias con víctimas de desaparición forzada y homicidio en todo el país.