Nov
18
2015

Familiares de desaparecidos conocieron sus derechos en Apartadó

La Mesa interinstitucional de apoyo a víctimas de desaparición forzada organizó un taller para que decenas de afectados por este hecho en el Urabá antioqueño amplíen conocimientos y reciban orientación específica sobre sus casos.

AntioquiaApartadó

Cerca de 40 familiares de personas desaparecidas aprendieron este martes en Apartadó aspectos relacionados con los derechos a la verdad, la justicia y la reparación, durante un taller organizado por la ‘Mesa interinstitucional de apoyo a víctimas de desaparición forzada’. Dicha mesa está compuesta por instituciones del Estado como la Unidad para las Víctimas, quien ejerce la secretaría técnica; el Ministerio de Salud; o la Consejería Presidencial para los Derechos Humanos; organizaciones de la sociedad civil, como País Libre, Familiares Colombia y Asfaddes; y entidades de carácter internacional, como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), entre otras.  

Según explicó Ángelica Moreno, del Grupo de Garantías de No Repetición de la Unidad para las Víctimas, el objetivo de esta mesa es “generar una serie de acciones articuladas y promover acciones en el ámbito jurídico y forense principalmente”. Así, se identificó durante 2015 la voluntad de “fortalecer en los territorios a las víctimas y los funcionarios en esta materia”, lo que motivó la realización de este taller en Apartadó, que consta de dos partes. La primera jornada tuvo lugar este martes y estuvo dirigida a víctimas del Urabá antioqueño, para que conozcan los mecanismos de búsqueda urgente y la ruta de atención dispuesta para ellas, mientras que la segunda se desarrolla este miércoles y está destinada a ampliar los conocimientos de los funcionarios locales, de modo que puedan brindar una mejor atención a los afectados por la desaparición forzada en el marco del conflicto armado.

La desaparición forzada, un asunto de toda la sociedad

Yolanda era apenas una adolescente cuando en 1997 un hombre se la llevó de la sala de partos del Urabá antioqueño donde ayudaba a su madre diariamente. “Era muy avispada y ella les decía cuándo iba a nacer el feto y, lo que ella decía, era preciso. Ya tenía el conocimiento que tenía yo”, recordó Rosa Ángela Vidales, que desde entonces ha buscado a su hija sin descanso. “Yo era lideresa comunitaria y promotora de salud, pero desde que ella se me perdió, dejé de atender partos”.

De este modo, Rosa Ángela ejemplifica que la desaparición forzada es un asunto que afecta no solo a la persona desaparecida, sino también a su familia, que se duele por la ausencia del ser querido, y a la sociedad entera. En Colombia, el conflicto armado ha dejado al menos 45.500 desaparecidos. “Yo tengo una hija y un hermano desaparecidos y nunca me han dado razón de dónde están”, agregó esta mujer mayor que anhela conocer algún día su paradero.

Gracias a su resistencia, Rosa Ángela se fue convirtiendo en lideresa de otras mujeres. Con la indemnización que recibió, ayudó a que otra de sus hijas montara un negocio. Hasta el momento, se han invertido más de 355.000 millones de pesos en la indemnización administrativa de unas 78.000 víctimas directas e indirectas de desaparición forzada. No obstante, desde que fuera creada en 2012, la Unidad para las Víctimas observó la importancia de tener en cuenta aspectos psicosociales, por lo que, en el marco de la estrategia de recuperación emocional grupal, ha atendido a alrededor de 2.000 familiares de personas desaparecidas forzadamente.

El trabajo conjunto, fundamental para abordar la desaparición

Una de las exposiciones del taller corrió a cargo de Germán Yezis Jaimes, fiscal en el área de Justicia Transicional de la Fiscalía General de la Nación. “Este ejercicio que estamos haciendo significa difundir los derechos que ellos tienen […] Son personas muy trabajadoras, muy humildes, pero que no suelen tener la facilidad de que los ilustren para estas actividades”, indicó. A ellas les explicó que la misión de la Fiscalía consiste en “la búsqueda, la recolección, la identificación, la exhumación y la entrega digna a los familiares de los restos una vez se hayan identificado”. En este aspecto, la Unidad para las Víctimas ha brindado acompañamiento psicosocial a cerca de 1.600 familias durante la entrega de restos y cadáveres de sus allegados.

En el taller también estuvo presente María Consuelo Jáuregui, directora ejecutiva de la Fundación País Libre, una organización que nació 24 años atrás para atender a las víctimas de secuestro, extorsión y desaparición forzada. En este sentido, asegura que “una de las cosas más importantes es la Ley de Víctimas” en términos de reconocimiento a quienes han sufrido el conflicto armado interno. 

En el plano psicosocial, indica que una de las consecuencias que afrontan las llamadas “víctimas indirectas” (familiares de los desaparecidos) es el “duelo que no se ha podido cerrar. Nosotros lo llamamos ‘duelo suspendido’, que se reactiva en determinadas épocas del año. Por ejemplo, en Navidad o cuando cumplía años la persona”, apunta Jáuregui. Por eso, ha observado que uno de los principales anhelos de las víctimas es conocer la verdad: saber dónde está el ser querido, qué le pasó, por qué se lo llevaron, y así ser capaces de tramitar ese duelo. 

Arte y construcción de memoria para no olvidar

“Estamos convencidos de que el arte va a ser una herramienta importante en este proceso de paz aquí en Colombia”. Así se expresaba Carlos Eduardo Prieto, de la Asociación Colombiana de Teatro para la Infancia, al finalizar el proyecto de teatro-foro que fueron invitados a realizar a través de la Mesa de apoyo a las víctimas de desaparición forzada en Apartadó. Durante la jornada, desarrollaron juegos rítmicos y corporales, con gestos que identificaban a los participantes con lo que les sucedió y los conflictos personales, poniendo énfasis en un enfoque positivo y esperanzador. 

“Los lenguajes expresivos y específicamente el arte son un instrumento importante para cambiar, renovar y hacer que las personas se acerquen a los temas más fuertes de una manera creativa y muy emocional”, afirmó Prieto, quien ve en el arte “una herramienta para cambiar el mundo”. 

Por su parte, César Augusto Muñoz, responsable del área de comunicación e investigación en Asfaddes, enfocó su intervención en la construcción de memoria y su reivindicación no como “una acción de museo o de recordar el pasado, sino que es una apuesta política por darle sentido a unos hechos de ese pasado y proyectarlos hacia el futuro. También es un mecanismo para convertir valores de muerte en valores de vida”.

Por eso, invitó a los asistentes a unirse a conmemoraciones relevantes como el 30 de agosto, Día internacional de las víctimas de desapariciones forzadas, o la última semana de mayo; y a organizarse para afrontar en común la defensa de los derechos desde las regiones del país. 

Precisamente la asociación de la que forma parte, Asfaddes, será notificada el próximo 23 de noviembre de su inclusión en el Registro Único de Víctimas como sujeto de reparación colectiva, en un acto que tendrá lugar en Bogotá con la Unidad para las Víctimas, en lo que Muñoz considera “un reconocimiento a una labor histórica de la organización”.

“La memoria no está en las paredes, no es estática. La memoria es vida y nosotros la reconstruimos día a día”, concluyó.

Para conocer más historias sobre desaparición forzada, consulte nuestro especial web con motivo del pasado 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas: http://www.unidadvictimas.gov.co/desaparicion-forzada/