Víctimas de Risaralda continúan “confeccionando” sus sueños
La Unidad para las Víctimas y los municipios de Pereira y La Virginia aportan al mejoramiento de la calidad de vida de las víctimas de Risaralda.
A través del convenio de asociación que suscribieron a finales de 2016, la Unidad para las Víctimas y los municipios risaraldenses de Pereira y La Virginia contribuyen a la reparación integral de las víctimas del conflicto a través de unidades productivas en temas de confección, calzado y artesanías.
El proyecto –que se lleva a cabo a través de la Corporación Juventud 1.900 y la Fundación TAC-TIVA (Actitud Productiva para el Desarrollo)- implica una inversión superior a los $866 millones de pesos, de los cuales la Unidad para las Víctimas aporta $606 millones.
Por su parte, la Alcaldía de Pereira -como ejecutor- desembolsa $200 millones y el municipio de La Virginia, $30 millones. Tanto la Fundación como la Corporación entregan $15 millones de pesos, cada una.
“Este tipo de proyectos valen la pena impulsar porque es, a través de la capacitación y la compra de material semilla, como las víctimas lograr superar su situación de vulnerabilidad y rehacen sus proyectos de vida”, señaló Jorge Vásquez, director territorial encargado de la entidad en el Eje Cafetero.
“A partir de esta iniciativa esperamos que las personas multipliquen lo aprendido y que muchos municipios más se animen a presentar sus propuestas orientadas a reconstruir el tejido social”, enfatizó el funcionario.
Con este proyecto se espera beneficiar a 220 personas, en su mayoría madres cabeza de hogar desplazadas, consolidando así cien procesos de generación de ingresos, 50 de ellos en confección y calzado y 50 en artesanías para población indígena.
“El sector de confecciones no tiene mano de obra disponible. Estamos creciendo a la par con la gente que participa en el proyecto. Nuestras víctimas, además de ser trabajadoras rendidoras, son excepcionales seres humanos”, argumentó Hosman Quintero, empresario de la confección que participa de este proyecto.
Isabel García, víctima y beneficiaria, habitante de La Virginia destaca los logros del proyecto: “Esto es justo lo que necesitamos de parte de la Unidad para las Víctimas: nos capacitan y después recibiremos la maquinaria necesaria para trabajar por nuestra propia cuenta y maquilar para empresarios que nos apoyan”, dijo.
Isabel aprendió a confeccionar blusas, sudaderas y otras piezas, lo que –dijo- “es algo que nos hace sentir útiles y una labor a través de la cual volvemos a sentirnos parte de esta sociedad”.
Desde la Unidad para las Víctimas, el proceso de aprendizaje e inversión en maquinaria está acompañado de un importante esquema de recuperación emocional; a través de terapia grupal por parte de profesionales en psicología que exploran los temores y puntos a fortalecer de cada beneficiario.
“La fuente de empleo es un herramienta indispensable para el desarrollo de nuestra comunidad. Al generar empleo solucionamos las necesidades de alimentación, de pagar servicios y se accede a vivienda”, concluyó Ilda Luz Silva, de la fundación El Comienzo del Arco Iris.