Cerca de 100 víctimas y personas vulnerables participaron en feria de proyectos productivos en Cúcuta
En la Feria fueron expuestos y vendidos pantalones, mochilas wayuu, comidas, joyas artesanales, entre muchos otros productos, surgidos de proyectos productivos apoyados por entidades del Estado.
En el Parque 300 años de Cúcuta (Norte de Santander) se llevó a cabo la Feria “Tengo un Proyecto, Hagámoslo Realidad”, en la que alrededor de 100 expositores víctimas del conflicto armado o de sectores vulnerables presentaron a todos los habitantes de la ciudad los productos que elaboran, en micro y pequeñas empresas creadas mediante el apoyo del Estado.
El evento fue liderado por Propaís y la Alta Consejería para el Posconflicto, y contó con la participación de diversas entidades estatales como la Unidad para las Víctimas, Artesanías de Colombia, entre otras.
Propaís es una entidad mixta, con 76 entidades socias (9 públicas y 67 privadas), que facilita en todo el territorio nacional alianzas entre el Gobierno y entidades privadas, con el objetivo de contribuir al desarrollo de micro, pequeñas y medianas empresas.
A cada participante en la Feria se le asignó un espacio en el cual pudo exponer y vender sus productos. “Han venido varias entidades y personas a preguntar por mis mochilas y artesanías; dicen que están interesadas. Vendemos muy barato porque trabajamos directamente con la población wayuu, sin intermediarios”, dijo Dreimel, un hombre cuya familia llegó desplazada a Cúcuta, y tiene una empresa que se encuentra en las redes sociales con el nombre bresar_wayuu.
Según la Dirección Territorial Norte de Santander-Arauca de la Unidad para las Víctimas esta Feria es el resultado de un proceso que comenzó con la identificación de las víctimas del departamento. Luego se les dio la posibilidad de registrar sus proyectos a través de Internet, y Propaís les asignó un asesor que los ayudó a cumplir los requisitos exigidos para poder gestionar la consecución de recursos ante entidades públicas y empresas privadas.
La labor continúa; más personas interesadas pueden vincularse al proceso, tal como lo hizo Rosenberg Infante, un hombre de 39 años que después de vivir un secuestro, despojo de tierras, desplazamiento, y de padecer el asesinato de su mamá cuando él tenía 20 años, encontró en la orfebrería y la artesanía una forma de sentirse libre, creativo y productivo.
Rosenberg ha recibido del Estado diversos beneficios para crear y fortalecer su empresa Lampe Orfebrería, en la que labora con su esposa y de vez en cuando, con un ayudante. De la Unidad para las Víctimas recibió indemnización por el doloroso asesinato de su mamá, de Mincultura recibió máquinas e insumos tras participar en un programa, Artesanías de Colombia le regaló el registro de marca, y sigue pendiente de cuanto evento, proyecto, concurso u otra actividad le permita seguir aprendiendo y creciendo.
Esta fue la primera Feria de este tipo en Norte de Santander y se espera que a final de año se pueda realizar otra. De esa manera las víctimas, con la ayuda de diversas entidades estatales, demuestran que más allá del dolor, con personas creativas y emprendedoras que aportan a la construcción de un mejor país.