Bogotá
Paradójicamente, nacer el día de Navidad ha sido la buena estrella para Edwin Ramos, quien vio la luz del mundo un 24 de diciembre de 1979 en el municipio de Garzón, en el Huila. Esa nochebuena todo fue alegría y jolgorio para este hogar conformado por doña Virginia Barragán y don Arcadio Ramos.
Una niñez en medio de afugias y ajetreos cotidianos nunca le permitieron a Edwin pensar o sentir lo que vivió aquel día amargo de 1987, cuando su padre, el bastón de la familia, se iría para siempre de su lado y el de su madre, víctima de desaparición forzada.
Don Arcadio Ramos, padre de Edwin, se dedicaba al comercio por los municipios que comunican el Huila con Caquetá y viajaba con bastante frecuencia hacia Cartagena del Chairá, en todo el centro del departamento y de geografía mayormente selvática.
Un día lo despedimos, mi padre administraba una finca en ese municipio, por motivos del conflicto lo desaparecieron y nunca más, hasta el día de hoy, volvimos a saber de él recuerda 32 años después este hombre amante del ciclismo quien aún guarda la esperanza de saber qué ocurrió al hombre que le dio la vida junto con doña Virginia.
La madre de Edwin, por años silenciando su dolor, trató de rehacer su vida y producto de una relación tuvo dos hijos, hermanos de Edwin “mi madre conformó un segundo hogar, convivimos largos años en familia hasta que el primer desplazamiento nos sacó de Tres Esquinas en el oriente del Tolima, eso fue en 1993” rememora Edwin.
Por tercera vez Doña Virginia y Edwin, acompañados de la familia, enfrentaban una dura realidad cuando, después de ser víctimas por haber sufrido la desaparición de don Arcadio y ser desplazados, llegan a Bogotá a comienzos de los años 90 sin tener aún la certeza de poder sortear la vida en un ambiente extraño y difícil para todos.
“Salimos adelante, con toda clase de situaciones, experiencias y sacrificios, en Bogotá comenzamos de nuevo y cuando se promulgó la Ley de Víctimas fuimos incluidos en el listado”, comentó Edwin tras indicar que su caso y el de su madre fue reconocido en 2017 con una indemnización que no logró aprovechar doña Virginia, quien murió víctima de cáncer de mama en 2012.
Proyecto y provecho, una realidad
Pese a las circunstancias en las que se crio Edwin, la ausencia inesperada de su padre, la enfermedad de su madre y sus proyectos por cumplir, logro echar mano de la base de crianza para mantenerse firme, fuerte y con esperanza de avanzar “siempre tuve convicciones, de ser independiente y tener mi negocio. Tuve muy buenos empleos administrativos y la meta cuando recibiera la indemnización era ponerlo a funcionar” relata Edwin, como presentando su crónica vital ante un auditorio repleto por escucharlo, mientras le cuenta lo que significa su presente.
Fruto de la segunda relación de doña Virginia Edwin tiene un hermano y una hermana, quienes hoy siguen su ejemplo y se labran por sí mismos su proyecto de vida. Cuentan con él y se siente orgulloso de ser el mayor de esta familia que ha visto las verdes y las maduras “ayudé a criar a mi hermano, ahora está en Argentina, mi mamá se separó antes de morir. A mi hermana le va muy bien, nos preocupamos porque estudiara y hoy administra en una empresa reconocida y son casos de éxito que también quiero destacar”.
Edwin siente que la indemnización recibida por parte de la Unidad para las Víctimas fue el último empujón que necesitaba para independizarse. Una especie de momento que aprovechó sin desfallecer, como cuando un ciclista está a punto de lograr la cuesta más dura de la etapa y siente el viento de cola que lo ayuda para coronar la cima “los invito a que no improvisen, asesórense bien, a mi me gusta el tema de las bicicletas. El enfoque hay que buscarlo, un proyecto productivo tiene que ver también con conocer lo que se desea y que nos guste, para hacer las cosas como se debe. En eso cada uno puede ser el mejor”, recomienda Edwin a las víctimas que son acompañadas en educación financiera en uno de los programas que ofrece la Unidad.
Hoy Edwin es reconocido por la bici usuarios del sector, y también por los que transitan desde y hacia sus lugares de destino. Sus servicios los presta con rapidez, seriedad y cumplimiento con un propósito firme; abrir un segundo local para seguir su pasión y aumentar su prestigio como uno de los mejores bici tenderos de la capital del país.