Mayo
31
2016

Doris Angarita, víctima del conflicto, nominada como ‘Mujer Palmera Campesina 2016’

La nominación se dio en el marco del Congreso Nacional de cultivadores de palma de aceite.

SantanderBucaramanga

Una madre de tres hijos y cabeza de hogar fue una de las tres nominadas a la Mujer Palmera - Fedepalma 2016.

Con 38 años, Doris Angarita ha tenido que afrontar todos los avatares del conflicto armado. En 1998  y en busca de mejores condiciones económicas, se traslada con su familia al sur de Bolívar, una región con presencia de cultivos ilícitos y minería y se ubican en el corregimiento de Monterrey municipio de Simití lugar en el que inicia a trabajar como cocinera para los raspachines de coca. 

Con el inicio de los procesos de fumigación de cultivos ilícitos en el sur de Bolívar en el año 2000, se abren nuevas oportunidades laborales. La sustitución de estos cultivos ilegales por cultivos de palma de aceite en el corregimiento de Monterrey, le permiten vincularse como trabajadora de vivero e inicia un proceso de crecimiento personal y laboral, posteriormente como jefe de vivero y luego como supervisora.

En el 2006 continua como supervisora de cosecha con el proyecto ‘Coproagrosur’, que en el 2009 es vinculado al proceso de justicia y paz. Desde el 2014 por orden de una magistrada del proceso de Justicia y Paz, la administración del proyecto es entregada a la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, entidad que mantiene de manera directa toda la operación en la búsqueda misional de una reparación a las víctimas del conflicto, todo enmarcado en un escenario de reconciliación y paz.

“Mi principal orgullo y felicidad es haber trabajado en la palma de aceite porque me ha permitido sacar a mis hijos adelante”. Así mismo, hace referencia a los momentos difíciles de su vida: “es duro, pero uno es capaz, cerrar los ojos y mirar hacia delante sin mirar atrás, ver derramar sangre es muy duro, pero hay que salir adelante”.

Sobre su trabajo y reconocimiento señala que “mi mayor fortaleza es superarme cada día más y más, estoy donde estoy porque soy una buena trabajadora, tengo 15 años trabajando en esta empresa y tengo mucha pertenencia por mi trabajo”.

Doris, tiene fe  y no pierde las esperanzas en la paz, a pesar de ser algo muy difícil como ella misma dice, pero tiene sueños y anhelos para seguir creciendo como empresaria: “mi sueño es tener un negocio propio para mi y para mis hijos y seguir trabajando en la palma”.