Resguardos de La Puria y Sabaleta, reconocidos como sujetos de reparación colectiva
Dos actos simbólicos sirvieron para enmarcar la notificación por parte de la Unidad para las Víctimas de la inclusión de ambos resguardos indígenas, ubicados en el Chocó, como sujetos de reparación colectiva. Próximamente iniciará el proceso de consulta previa.
El pasado agosto se realizó la notificación que reconoce a los resguardos de La Puria y Sabaleta, en el municipio de El Carmen de Atrato (Chocó), como sujetos de reparación colectiva, después de años en los que el conflicto armado interno afectó profundamente el modo de vida de estas comunidades indígenas.
La Unidad para las Víctimas viene trabajando desde 2013 en este proceso, que incluyó el acompañamiento a decenas de familias Embera Katío que retornaron entonces desde la ciudad de Medellín (Antioquia), donde vivían como desplazados, a sus respectivos resguardos. La abundancia de recursos hídricos y metales como el oro hace de esta zona un lugar estratégico que los grupos armados al margen de la ley han querido controlar por años.
La presencia de guerrillas como el ELN o el ERG se vio acompañada desde la segunda mitad de la década de los noventa por el accionar de los grupos paramilitares. Las acusaciones de colaboración con uno u otro bando se tradujeron en amenazas a líderes, desapariciones forzadas, lesiones, torturas, desplazamientos y reclutamiento de niños, niñas y adolescentes, entre otros hechos.
“Uno iba por la carretera y la guerrilla preguntaba qué tal todo. ‘Bien, normal’, le respondíamos. Luego el ejército más adelante preguntaba cómo iba la cosa. ‘Bien, sin novedad’. Uno no decía nada para poder volver por la carretera, para no meterse en un compromiso”, cuenta un vecino de El Carmen de Atrato. Precisamente, ahora se está pavimentando esa vía que lleva a Quibdó, con el fin de mejorar la integración económica y facilitar las comunicaciones.
En ‘El Carmen’, como lo llaman sus habitantes, existen seis sujetos de reparación colectiva. Tres son campesinos (en las veredas de La Trocha, Guaduas y El Siete) y los demás corresponden a población indígena (La Puria, Sabaleta y El Dieciocho). En el departamento, 16 de los 20 sujetos de reparación colectiva son de tipo étnico.
Para ellos, la Unidad para las Víctimas ha diseñado una ruta específica, que tiene en cuenta las características y derechos adquiridos por las comunidades étnicas. Así, en 2013 se llevó a cabo un proceso de identificación, para conocer la situación real de ambos resguardos, y difundir el Decreto Ley 4633, que aborda la atención, asistencia y reparación para comunidades y pueblos indígenas.
Tras un período de acercamiento, este año se llegó a la fase de alistamiento, con diversos talleres sobre la ruta de reparación colectiva, la conformación de un grupo de apoyo encargado de difundir la información en toda la comunidad y los comités denominados de “satisfacción” y “comunicación”, como parte de la estrategia ECOS de la Unidad para las Víctimas.
“La población se siente hoy con el corazón contento. Las instituciones nos están acompañando”, afirmó Jesús, gobernador de La Puria, durante el acto realizado en el resguardo. “Es un proceso y funciona. Ya estamos incluidos en el registro. Ahora va también la consulta previa. Estoy muy contento”, dijo el gobernador indígena Marco Tulio al concluir el evento en Sabaleta, que se desarrolló un día después del que tuvo lugar en La Puria.
Marco Tulio se refiere a las etapas que han de seguir, como la caracterización del daño, para analizar de manera profunda las afectaciones del conflicto en el grupo; y la formulación del plan de reparación colectiva, donde se detallan las medidas de una manera concertada y que habrá de ser sometido a consulta. Se prevé que este proceso inicie a finales de septiembre.
La Puria, comunidad organizada
Algunos habitantes del resguardo La Puria caminan a diario las dos horas que los separan de la carretera que conduce a El Carmen de Atrato. A pie o en mula cargan frutas para vender y regresan con gasolina, comida o enseres por un camino que alterna subidas y bajadas, barro, hojas, piedras, ramas y el cristalino río Atrato burlado por varios puentes de madera.
Este resguardo alberga a seis comunidades indígenas y hace parte de la Asociación de Cabildos Indígenas de El Carmen de Atrato (Asokatío). Llegados de lugares como Bajo Río Claro, Quebrada Bonita y Consuelo Parte Baja, se organizan desde el amanecer para que todo esté listo en el acto simbólico, que alterna las lenguas embera y española.
Se dividen las tareas: el profesor Humberto se encarga del refrigerio y los deportes; Adolfo, otro de los presentes, de que todo esté limpio y ordenado y así van definiendo los encargados de la lista de asistencia, el sonido, los bailes, el reparto del almuerzo… Enrique Arce, de la guardia indígena, define su labor con una frase: “Estamos para dar ejemplo a la comunidad. Somos control social”.
Jesús toma el micrófono y explica la importancia del proceso de reparación colectiva en medio del conflicto armado. “Estamos más tranquilos, no como antes, en medio de la guerra, aunque sabemos que la guerra no acabó”, asegura. “Sentimos el corazón más calmado. Esperemos que se vayan acabando los grupos que hacen mal en el territorio”.
Se lleva a cabo una presentación artística y cultural. Jesús va relatando el significado de las danzas que acompañan la música: “Nuestros ancestros cogían tambor, flauta, armónica y así se divertían. Tenían su baile; hacían guarapo. Hemos perdido mucho esa forma de disfrutar como compartían nuestros ancestros”.
Las mujeres bordaron vestidos en colores amarillo, rojo y azul, en representación del oro, la sangre y los ríos, que ahora lucen en los grupos de baile. “Venimos a nuestro territorio. Nosotros, los desplazados, retornamos al territorio”, dice una de las canciones.
“Estamos tratando de recuperar nuestra música tradicional y las costumbres. Es por la situación de crisis que hemos vivido por el conflicto armado. Por ejemplo, los animales, con tanto susto, no sabemos dónde han ido”, añade Jesús. Esa pérdida cultural queda en evidencia cuando, delante de todos, se señala y se dirige una mirada de arriba abajo: “Los indígenas hemos cambiado. Hoy algunos vestimos chaqueta, zapatos y gafas”. Sin embargo, Jesús se declara confiado en que la reparación de las víctimas contribuirá a mantener una Colombia diversa y plural.
Sabaleta, entre el río y el asfalto
Mujeres jóvenes con jeans y camisetas ajustadas charlan con sus abuelas, vestidas con faldas de colores vivos hasta las rodillas. Una casa construida mitad en madera, mitad en ladrillo. Las obras de pavimentación a solo unos metros del resguardo, tocado por el río y la vegetación. Sabaleta refleja de manera más acentuada el tránsito entre la naturaleza y el mundo urbano.
Sabaleta mantiene su carácter colectivo. Los hombres parten troncos de madera y las mujeres utilizan la leña para alimentar el fuego donde se prepara la olla comunitaria. Con la exhibición de música y danza tradicional, se rescatan y fortalecen las prácticas socio-culturales que se han visto afectadas por el conflicto. De ahí la importancia de este acto simbólico.
Una vez finaliza, los funcionarios de la Unidad para las Víctimas leen la resolución de inclusión en el registro como sujetos de reparación colectiva. Marco Tulio González, gobernador de Sabaleta, se muestra “contento con las ayudas humanitarias recibidas” y consciente de las fases que implica la ruta de reparación colectiva. “Este proceso no es hablarlo y ya, a la ligera. Vamos poco a poco, pero firmes”.
Precisamente con el objetivo de garantizar la sostenibilidad del proceso, para la consulta previa sobre las medidas del plan de reparación colectiva se contará con el Ministerio del Interior, así como otras entidades del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Víctimas, conocido como SNARIV, de los niveles nacional, territorial y local. Para Elizabeth Páez, del Equipo de Medidas de Satisfacción de la Unidad para las Víctimas, es de destacar la importancia “del compromiso que tiene la comunidad de seguir aportando a su proceso de reparación integral, que a finales de septiembre iniciará su etapa siguiente”.