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Jóvenes víctimas del Guaviare, en la estrategia de recuperación emocional
El Plan Nacional de Reparaciones, ha considerado que para la implementación de la Ley 1448 de 2011, las medidas de atención están dirigidas a brindar información, orientación y acompañamiento jurídico y psicosocial a las víctimas, con el propósito de facilitar el ejercicio de los derechos a la verdad, la justicia y la reparación integral.
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La Unidad para las Víctimas atienden a más de 30 jóvenes en el marco de la estrategia de recuperación emocional Dime (Dignidad y memoria) en la vereda Agua Bonita, en zona rural de San José del Guaviare.
El Guaviare, epicentro de hechos violentos dentro del conflicto armado interno en el país, aporta la cifra de 30.981 víctimas reportadas por diferentes actos violentos según el Registro Único de Víctimas. En esta línea, la violencia no solo dejó secuelas físicas y materiales, sino que marco aspectos emocionales y psicosociales en quienes vivieron estas situaciones, haciendo necesaria la intervención del Estado para la mitigación de estas afectaciones.
Las actividades en este territorio son desarrolladas en nueve encuentros, a los cuales asisten jóvenes y adolescentes víctimas que estudian en el Colegio Rafael Pombo localizado en zona rural de San José del Guaviare. El acompañamiento es realizado por el equipo profesional de la entidad, que busca alternativas que disminuyan el impacto emocional que emerge después de la vulneración de derechos.
“Dentro de los propósitos de la entidad, está contemplado el acompañamiento psicosocial como una de las condiciones que deben ser transversales a todo el proceso de atención, bien sea para el acceso a los derechos de las víctimas en asistencia y en la reparación integral”, dijo Carlos Pardo Alezones, director territorial para Meta y Llanos orientales.
Néstor Hernández, funcionario de la entidad en el Guaviare, afirma que la experiencia de sufrimiento, hace sobresalir la necesidad de sobrevivir frente a la adversidad, por tal motivo se busca la dignificación y construcción de memoria histórica en estos jóvenes y adolescentes, materializando estos ejercicios en piezas simbólicas elaboradas por ellos, que expresen la voluntad de perdonar y reconciliarse con los autores de los hechos violentos y así mismo con el pasado vivido por estos menores de edad, víctimas de la violencia.
“En esta perspectiva, se ha buscado avanzar en la construcción de opciones complementarias entre sí, que mitiguen el impacto emocional que emerge a partir de las graves violaciones a los Derechos Humanos y de las Infracciones al Derecho Internacional Humanitario en cada uno de los territorios”, concluyó Carlos Pardo.