En el cementerio de Guacacallo, corregimiento de Pitalito (Huila), se hizo el acto de entrega.

La Unidad para las Víctimas efectuó el proceso de acompañamiento y entrega del cadáver de una joven de 17 años a su familia, luego de 19 años de desaparecida.

La víctima, que residía en Curillo (Caquetá), fue sacada a la fuerza de su vivienda en mayo de 2002 por hombres armados que se la llevaron en una moto a la que denominaban “La última lágrima”, porque a quien montaban no regresaba jamás con su familia. 

Su familia, presa del dolor y el miedo, no podía denunciar. Durante años esperaron su regreso sana y salva, lo que no sucedió. Solo volvieron a saber de ella hace unos meses cuando recibieron la noticia de que les harían entrega de su cadáver en el cementerio de Guacacayo, corregimiento de Pitalito (Huila).

De parte de la Unidad para las Víctimas los familiares recibieron ayuda emocional, significación de la memoria de su ser querido, además de conocer y tratar de mejorar la calidad del relacionamiento entre los miembros del hogar.

Parte de esa labor implicó garantizar la participación de los familiares en la entrega digna de los restos por medio de recursos económicos para hospedaje, alimentación y transporte, auxilio de inhumación, apoyo espiritual, acompañamiento psicosocial y orientación administrativa.

En Guacacallo se le rindió homenaje a esta joven, recordando algunas anécdotas para exaltar sus cualidades y resaltar su carácter con frases inspiradoras; de igual modo, una cartelera sirvió de soporte para plasmar imágenes con profundo significado. Durante ese acompañamiento los familiares manifestaron sentir tranquilidad después de tantos años de zozobra.

Es importante precisar que la exhumación tuvo lugar en la vereda El Libertador, de Curillo, en 2008, y la identificación del cuerpo se hizo mediante muestra genética de la hija de la víctima, que en la actualidad tiene casi la misma edad de su madre en el año 2002.

(FIN/NIL/cog)