Ago
04
2018

Reparación colectiva para pueblos indígenas amazónicos: una realidad concertada

El diálogo puso en marcha el trabajo conjunto de dos gobiernos, el indígena y el institucional, para sacar adelante un proceso de reconocimiento de graves afectaciones que ha causado el conflicto armado a los pueblos del Amazonas, a través del Protocolo de Participación "Palabra de Vida".

Reparación colectiva para pueblos indígenas amazónicos: una realidad concertada
AmazonasLeticia

Esta semana se cumple un proceso muy importante para las comunidades indígenas del Amazonas: 14 Asociaciones de Autoridades Tradicionales Indígenas (AATIS) y dos cabildos de Leticia, serán incluidas como sujetos de reparación colectiva, lo que significa que se garantizará para ellas -en un proceso libre e informado, a través de la Consulta Previa- la identificación de daños y la formulación de medidas que permitan satisfacer las necesidades a estos pueblos afectados por el conflicto.

Todo este andamiaje institucional fue puesto en marcha en el 2015, cuando las autoridades indígenas manifestaron al Gobierno Nacional, que no se estaban haciendo visibles sus problemáticas como víctimas del conflicto y, por lo tanto, exigían atención, reparación y especialmente, participación en las decisiones, para ser incluidas en los programas de reparación.

Acto seguido, la Unidad para las Víctimas inició un proceso de socialización del Decreto Ley 4633 de 2011 que crea medidas de asistencia, atención y reparación integral para los indígenas del país, además de las rutas de trabajo para la atención individual y colectiva, y la construcción de un Protocolo de Participación como instancia legítima de los pueblos indígenas a través de las AATIS.

Fueron ellas, posteriormente, las que entregaron con rapidez una propuesta para luego iniciar la concertación de este Protocolo, que se materializó en el 2016, cuando la Unidad para las Víctimas expidió la Resolución 334, en la que se adopta el Protocolo Indígena de Participación 'Palabra de Vida', que acoge lo planteado por los pueblos víctimas del Amazonas y en concordancia con el Decreto Ley 4633.

En este Protocolo, básicamente, se sentaron los principios, estructura y funcionamiento de un instrumento que les facilitaría a todos iniciar un trabajo de reconocimiento de las afectaciones a los pueblos indígenas del Amazonas, invisibilizados históricamente.

 

Para el 2017, se cumplió la primera sesión del Protocolo de los Pueblos Indígenas Víctimas, en la que se acordó un plan de trabajo para iniciar el proceso de reparación colectiva, a través de las AATIS, y en el que priorizan como afectación del conflicto la identidad cultural, la autonomía y gobierno propio y el territorio. Su territorio. Fue así como las autoridades indígenas configuraron un equipo técnico propio de su organización interna y una ruta propia, de acuerdo con su dispersión geográfica y la configuración multiétnica.

Así, entre noviembre y diciembre de 2017, se alistaron tres grupos de trabajo integrados por la Unidad para las Víctimas, la Defensoría del Pueblo y miembros del equipo técnico de las AATIS, para realizar un recorrido por tres ejes, dados por los ríos Caquetá, Amazonas y Putumayo (Ver infografía).

Los funcionarios e indígenas llegaron a conversar con las comunidades. A que narraran cómo, cuándo y dónde habían ocurrido las violaciones, daños y vulneraciones a los derechos individuales y colectivos, en lo que los expertos denominan cartografía social y línea de tiempo.

De acuerdo con estos relatos en los que predominan sus estructuras de pensamiento y formas particulares de ver el mundo, los indígenas pintaron en mapas los lugares del conflicto y cómo la violencia se había afincado sobre sus sitios sagrados, sus viviendas y cultivos, pero sobre todo, cómo había sufrido su territorio.

Esta información fue recogida por la Unidad y la Defensoría. Ahora sabremos todos los colombianos las vulneraciones a las que han sido sometidos los pueblos indígenas del Amazonas y las acciones que emprenderá el Gobierno para resarcirlas. Ahora, la Unidad para las Víctimas tiene en su poder la memoria del conflicto en esa parte del país.

Toda esta primera parte del proceso que hoy culmina con la notificación de inclusión en el Registro Único de Víctimas y la respectiva entrega de las resoluciones fue concertado entre las autoridades de 26 pueblos indígenas que se asientan en esta zona del país, la Unidad para las Víctimas y la Defensoría del Pueblo. Un trabajo que además enseña la necesidad del diálogo y la organización, que demuestra que es posible la armonía, el respeto, y el reconocimiento de la diversidad, y aplicar el enfoque diferencial real en toda su dimensión. Diálogo que también se vivió en la Unidad para las Víctimas entre la Subdirección de Participación, la Dirección de Asuntos Étnicos, la Subdirección de Reparación Colectiva, la Subdirección de Valoración y Registro, la Dirección de Gestión Interinstitucional y la Dirección Territorial Meta-Llanos Orientales.

Pero no es una ganancia sólo para ellos. Es una ganancia para el país y para el mundo. Protegiéndolos a ellos, protegemos al Amazonas, fuente de agua, oxígeno, flora y fauna. Los casi 600 mil millones de árboles hidratan al continente, regulan la temperatura y contrarrestan el efecto invernadero.

Además, estas comunidades indígenas, por sus formas diferentes de relacionarse con la naturaleza, proporcionan una vida sostenible, armónica y en balance y equilibrio con las demás formas de vida. Del Amazonas depende nuestro futuro.