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Gitanos en Cúcuta visibilizan sus costumbres para que la violencia no los afecte otra vez
En coordinación con la Unidad para las Víctimas, la Kumpania residente en la capital de Norte de Santander mostró, con danza y comida típica, la idiosincrasia de su pueblo, ante una comunidad estudiantil. Se trata de una medida de reparación y de garantía de no repetición de hechos victimizantes.
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Un ziboco o pan gitano, más la danza que presentaron María Fernanda, Valeria, Pamela y Saray, hicieron parte de las tradiciones que el pueblo Rrom o gitano de Cúcuta llevó a la semana cultural del colegio Pablo Sexto, perteneciente a la Institución Jaime Garzón, ubicado en el barrio La Victoria, de la ciudadela Juan Atalaya.
La inclusión de las actividades de la comunidad gitana en medio de las presentaciones de la banda marcial y los bailes típicos de Colombia, para visibilizar la idiosincrasia Rrom ante los cucuteños, se logró en articulación con la Unidad para las Víctimas.
Luz Irayda Esteban, profesional de la Unidad en la dirección territorial Norte de Santander-Arauca, explicó que el marco cultural de semana garzonista fue propicio para que toda la comunidad escolar, docentes, administrativos y padres de familia, confirmaran que en Cúcuta hay familias gitanas que siguen conservando muchas de sus costumbres.
En Cúcuta, los gitanos son sujetos de reparación colectiva y una de las medidas que contempla la superación de la violencia que sufrieron durante el conflicto armado es la socialización de su forma de vida entre el resto de ciudadanos para garantizar la no repetición del hecho victimizante.
El ziboco, una mezcla de harina, mantequilla, uvas pasas y arequipe fue un regalo que llevaron para que varios de los asistentes degustaran y conocieran parte de su gastronomía.
Antes del deleite del pan, las adolescentes del pueblo Rrom, que no son estudiantes del centro de enseñanza, exhibieron sus dotes de bailarinas en el patio del colegio. Los movimientos y vestuarios gitanos contrastaron con los trajes de faldas anchas y las coreografías caribeños.
El grupo de instituciones que integran el colegio Jaime Garzón solo tiene dos estudiantes gitanos, quienes además de recibir educación oficial, siguen en casa el aprendizaje de la lengua y sus tradiciones más arraigadas.
Sin embargo, pese a los pocos estudiantes en las aulas, el pueblo en general pasa de 40 familias asentadas, casi todas en el barrio La Victoria de Atalaya.
Presentaciones similares a la hecha en el colegio Pablo Sexto se realizarán en otros espacios de la ciudad, con el fin de promover la idiosincrasia de este grupo de colombianos Rrom o gitanos, que hace parte de la diversidad del país.