Chidima Tolo: el resguardo indígena que está recuperando sus tradiciones
Dentro del trabajo que la comunidad adelanta con la Unidad para las Víctimas se encuentra el Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC) para rescatar sus prácticas ancestrales y su transmisión a las nuevas generaciones.
En Chidima Tolo, un resguardo indígena Emberá Eyabida ubicado en el Chocó, se reunieron en torno a una pregunta: ¿cómo salvaguardar sus tradiciones? Para responderla, alrededor de 100 integrantes de la comunidad se juntaron para retomar y revisar las tradiciones contempladas en su Plan de Vida, que hace parte de su Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC), como una forma de garantizar la preservación y el desarrollo de su patrimonio cultural intangible, afectado por el conflicto armado.
El resguardo Chidima Tolo, territorio colectivo del pueblo ancestral Emberá Eyabida, se encuentra localizado en el municipio de Acandí, departamento del Chocó, sobre la ribera del río Tolo parte alta, y dista aproximadamente a 25 kilómetros de la cabecera municipal y cerca de la frontera con Panamá.
En el marco del trabajo que la Unidad para las Víctimas acompaña, los y las indígenas Emberá Eyabida compartieron una jornada en torno a los saberes y sabores ancestrales, mediante la preparación de comidas típicas como la cachama guisada, la carne de res con especias naturales, y el famoso ‘guacuco’, un pez que habita en las vertientes del río Tolo, al cual le atribuyen innumerables propiedades. Los hombres de la comunidad fueron los encargados de la preparación de los alimentos.
Del proyecto de vida se deriva su identidad cultural, desde la autonomía y su relación con la tierra; por este motivo, es de gran trascendencia para el pueblo Embera dedicar jornadas enteras a fortalecer sus vínculos de confianza, a conectarse con sus tradiciones, sus ancestros y su legado, como lo explicó, Alexis Domicó, enlace indígena, integrante del resguardo: “Para la comunidad de Chidima Tolo, el Plan de Vida es una herramienta que permite construir el camino del buen vivir desde el pensamiento ancestral, donde recopilamos la esencia ancestral como las tradiciones diarias, las prácticas para fortalecer la identidad cultural basada en las comidas tradicionales, la danza, el ritual, la ceremonia y el pagamento a la madre tierra. Además, para la comunidad Chidima, el Plan de Vida es el hacer diario, es decir el trabajo colectivo que realizamos diariamente en nuestro territorio”.
En este espacio dialogaron los más jóvenes y los niños y niñas del resguardo para garantizar la pervivencia de la cultura: “Entendemos que el Plan de vida recopila todas esas esencias que nos dejaron nuestros abuelos ancestros, y hoy en la actualidad, la nueva generación se está construyendo a través de la teoría, pero ancestralmente nosotros los pueblos indígenas, o la comunidad de Chidima, realizamos desde el hacer, desde el trabajo colectivo unánimemente esas labores, las hacíamos nosotros desde el gobierno propio, desde la ley de origen, desde la cosmovisión ”, añadió Domicó.
Esta comunidad étnica ha resistido las afectaciones causadas por el conflicto armado, sus formas de relacionamiento a nivel territorial, cultural, entre otros daños colectivos. Por alrededor de cinco años desde la protocolización del Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC) han venido trabajando en su implementación; desde la resiliencia por un propósito común y mediante las herramientas establecidas en la ruta de reparación colectiva étnica, teniendo en cuenta lo establecido en los decretos étnicos, en este caso, el Decreto Ley 4633 del 2011 aplicable para los pueblos indígenas.
A través del Plan Integral de Reparación Colectiva (PIRC), alrededor de 120 personas que integran el resguardo se benefician de la energía renovable, se han entregado dotaciones, permitiendo el fortalecimiento de la guardia indígena y gobierno propio, mediante capacitación desde sus usos y costumbres e intercambio de saberes.
En la Unidad para las Víctimas “Cambiamos para servir" con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.