Así es como la Unidad para las Víctimas contribuye al fortalecimiento del pueblo Jiw en San José del Guaviare
Semillas de caña, maíz y piña para implementar chagras ancestrales y molinos para la transformación, fueron algunos de los apoyos entregados a esta comunidad ubicada en el resguardo Barranco Ceiba en San José del Guaviare, Guaviare.
Como estrategia para fortalecer las prácticas ancestrales de soberanía alimentaria de las y los indígenas Jiw que integran el resguardo Barranco Ceiba, la Unidad para las Víctimas, las secretarías de Agricultura y Medio Ambiente de la Gobernación del Guaviare, y la Alcaldía de San José del Guaviare entregaron 67 kits de apoyo durante la semana del 17 al 21 de julio.
El resguardo fue constituido en 1983 y cuenta con 24.940 hectáreas. Entre 1999 y 2008 vivieron bajo complejas condiciones a causa de un conflicto armado que les obligó a confinarse o desplazarse.
En consecuencia, más de 65 familias tuvieron que buscar nuevos horizontes en Mapiripán, Meta, sector de Las Zaragozas. También se desplazaron a los resguardos Barrancón y La Fuga en San José en Guaviare. Fue hasta el 2016 que las y los indígenas iniciaron su retorno al territorio de forma voluntaria y por cuenta propia. Con el regreso andando, el Comité de Justicia Transicional del Guaviare hizo la declaratoria de emergencia humanitaria.
En noviembre del 2017, diferentes organizaciones iniciaron el plan de retorno de este pueblo indígena. En concreto, los organismos que desarrollaron esta estrategia fueron: el Programa Inclusión para la Paz (IPA) de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), implementado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), en alianza con la Defensoría del Pueblo del Guaviare y las instituciones que hacen parte del Sistema Nacional de Atención y Reparación Integral a las Victimas (SNARIV).
Por todo ese proceso es que periódicamente se entregan ayudas humanitarias al resguardo. En este caso, se otorgó a cada familia un kit de herramientas y semillas de caña, maíz y piña para implementar chagras ancestrales y molinos para la transformación, así como plántulas de frutales y arbustos para la alimentación comunitaria como chontaduro, uva caimarona, naranja, entre otros.
Además, la pesca es una de las actividades principales del pueblo Jiw para proveerse de alimento, razón por la que también se realizó entrega de atarrayas bocachiqueras. Con esta acción se busca fortalecer a la comunidad en la política pública de víctimas mientras que se garantiza la permanencia y pervivencia en el territorio.
En la Unidad para las Víctimas “Cambiamos para servir" con el objetivo de seguir trabajando en acciones de cara a la implementación de una política que contribuya a la superación de los rezagos, brinde una reparación transformadora y le permita a quienes han padecido el conflicto armado acceder efectivamente a sus derechos.