La reparación colectiva, clave para resarcir a los pueblos indígenas
Para los indígenas, la relación con la tierra significa la vida. Ese vínculo, roto por el conflicto armado, a través de desplazamientos, daños a bienes colectivos, amenazas, entre otros hechos, es el que la Unidad para las Víctimas pretende restablecer, a través de la Reparación Colectiva. Balance para el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el 9 de agosto.
Los pueblos indígenas y el territorio son uno solo. Por eso, más que daños individuales como homicidios, amenazas o torturas, el peor estrago de la violencia sobre ellos ha sido la ruptura de esta relación. Consciente de estas afectaciones, la Unidad para las Víctimas ha incluido como Sujetos de Reparación Colectiva a 117 comunidades indígenas, de las cuales 37 caminan hacia la implementación de un plan para el restablecimiento del equilibrio y la armonía de los pueblos indígenas.
“Desde la Unidad buscamos que el proceso se entienda más allá de una sumatoria de personas. Acá entran a medirse factores como el valor de la tierra (la ‘Madre’, el origen), el valor de la cultura, la espiritualidad y la visión del mundo”, asegura Óscar Javier Vargas, director de Asuntos Étnicos de la Unidad para las Víctimas.
Teniendo en cuenta este impacto particular respecto a otras víctimas del conflicto armado, la Unidad trabaja bajo un enfoque diferencial con los pueblos indígenas. “Por eso existe la consulta previa en estos procesos (no requerida para los sujetos de Reparación Colectiva no étnicos): para recoger, a través de sus líderes, la mitigación detallada de los daños”, añade Vargas.
Según el Registro Único de la Unidad para las Víctimas, los departamentos con más hechos victimizantes declarados en el marco del conflicto son Cauca, Nariño, Chocó, Antioquia, y la ciudad de Bogotá (gran receptora de desplazados), lo que evidencia la afectación exacerbada de los enfrentamientos sobre los pueblos indígenas.
“Han sido grupos poblacionales que han sufrido el exterminio histórico y han vivido en sus territorios el rigor de la guerra. Su cosmovisión y cosmogonía han sido profundamente vulnerados”, insiste Vargas.
En el Registro Único, 175.453 personas se autorreconocen como indígena. De ellas, han padecido desplazamiento forzado (170.974 hechos registrados), homicidio (7.612 hechos), amenazas (4.905 hechos) y actos terroristas, atentados, combates y hostigamientos (3.693 hechos).
La Unidad parte del reconocimiento a los pueblos indígenas como sujetos de derechos colectivos, además de tener en cuenta su autonomía y justicia propia. Todo, porque las afectaciones sobre un individuo o un espacio trascienden a la comunidad en general.
“No hay un indicador que nos diga cuál es el valor espiritual o inmaterial de cosas que no entendemos fuera de la comunidad. No se puede medir el valor del árbol que era la conexión entre ‘el mundo de arriba y el mundo de abajo’”, confiesa Vargas.
“El reto es concertar con la comunidad sobre cómo resarcir estas afectaciones de la mejor forma”, concluye.