Urabá conmemoró el Día nacional de la memoria y solidaridad con las víctimas del conflicto armado
La Dirección Territorial Urabá-Darién acompañó cada uno de los eventos programados en los municipios y corregimientos donde más de 2.000 sobrevivientes del conflicto en la región se dieron cita este 9 de abril para honrar a sus seres queridos con diferentes actividades de dignificación en los que demostraron que su esperanza en la paz está más viva que nunca.
Desde el municipio de Turbo hasta los municipios del Chocó y limítrofes con Panamá, los sobrevivientes del conflicto demostraron una vez más que están preparados para recibir la paz e incidir de manera positiva en la construcción de los planes de desarrollo y en la subscripción de acuerdos e iniciativas concertadas que promuevan la memoria, recobren sus prácticas culturales, litúrgicas, aporten al tejido social, a la esperanza y la dignidad.
Cada año ha cobrado mayor relevancia esta fecha ya memorable (el 9 de Abril) y el sentimiento y las vivencias percibidas en los sobrevivientes son distintas toda vez que se evidencia mayor fortaleza, capacidad de resiliencia y confianza en las instituciones del estado. Esta población, pese a las adversidades, continúa aferrada a la posibilidad de transformar su contexto para que las nuevas generaciones no tengan que pasar por lo mismo.
La directora de la Unidad para las Víctimas Territorial Urabá-Darién, Ángela María Hernández Peña, desde muy tempranas horas recorrió los municipios y localidades que el tiempo y la distancia geográfica le permitiera acompañar, diciendo: “aquí estamos, y aunque todavía falte mucho por hacer, nuestro compromiso y voluntad están vigentes; acompañarles de corazón, recordando pero ya con menos dolor a quienes el conflicto les arrebató. Esta es una fecha que no debe pasar desapercibida”, indicó Hernández.
Al realizar un recuento por las distintas actividades programadas y que aún continúan durante el mes en la subregión, queda claro que la población que sobrevivió a la guerra no sólo se reinventa cada día, sino que, además, es la que con sus propuestas e iniciativas le otorgan el sentido a cada conmemoración, los escenarios son más deliberados y aprovechados para construir propuestas, como es el caso de las sesiones previas al cabildo abierto realizadas con la mesa de participación efectiva en Turbo” Incidir para Reparar”, un ejercicio constructivo y a la vez formativo, en las distintas maneras de disentir pero con argumentos y ante todo como documento para ser incluido en los planes y programas de la municipalidad. “Es la forma de vincular a los líderes y lideresas, mediante su incidencia en la gestión de la política pública como verdadera opción para transformar la realidad de sus contextos y la del país”, agregó Hernández.
En continuidad al maratónico recorrido por los diferentes eventos, uno de especial significancia fue realizado en Chigorodó, el cual tuvo lugar en el marco de una jornada de atención integral. Por medio de un ritual a la luz y las semillas de vida que siembran la tierra, fue permitida una reflexión por parte de Aidé Cortés, líder de la mesa de participación, quien aseguró que “La luz y las semillas nos recuerdan esa luz que llevamos en cada corazón, la que nos permitirá a muchos perdonar, y la semilla son los frutos que estamos llamados a construir con la compañía y protección como Estado” añadió la lideresa. La actividad culminó con expresiones teatrales, mensajes alusivos a la paz, escritos en una gran lona blanca por parte de la comunidad y del sujeto de reparación colectiva Barrio el Bosque. La siembra de árboles, “es la manera noble y con respeto en la que honramos a las víctimas” precisó, la directora territorial durante la jornada de siembra de árboles, resaltando el mensaje de las víctimas a nivel Nacional y la voz del territorio “sino hiciste nada en el pasado, haz algo en el presente para cambiar el futuro", añadió.
En el municipio de Mutatá con el sujeto de reparación colectiva de Caucheras, se realizó una marcha con banderines blancos, pancartas con mensajes alusivos a sembrar la paz, con un recorrido por las principales calles que culminó en institución educativa de la localidad, donde se efectuaron actividades culturales y litúrgicas programadas y organizadas por el comité de impulso y que contó con la presencia del alcalde municipal, Jairo Enrique Ortiz Palacio, quien participó en la siembra de los árboles como una manera de ratificar su compromiso con los sobrevivientes de Caucheras quienes por primera vez participaban de este tipo de actos, teniendo en cuenta el camino que recientemente comenzaron con la Unidad. “Esperamos que continúen efectuando estas conmemoraciones como una forma de hacer memoria; sabemos que quien no conoce la verdad está expuesto a repetir la historia”, fue el mensaje dejado por Ángela Hernández al colectivo.
Las marchas, eventos, exposiciones, se extendieron en otros municipios y corregimientos como San Pedro de Urabá, en el sujeto de reparación colectiva del corregimiento de Punta Coquitos (Turbo), donde se dieron a conocer los hechos de la masacre de 27 campesinos, ocurrida el 11 de abril de 1988.
Este 9 de abril también será recordado por los sobrevivientes connacionales con quienes se llevó a cabo una jornada conmemorativa a los residentes en Puerto Obaldía, uno de los cuatro corregimientos de la comarca indígena panameña de Guna Yala, ubicado en la frontera con Colombia, quienes a viva voz en el evento simbólico entonaron el himno de Colombia, la patria que añoran y que tuvieron que dejar por causa del conflicto. En ese mismo escenario plantaron los árboles en tierras ajenas pero sin dejar el arraigo y el amor por lo que dejaron atrás.
A estas conmemoraciones se suma la primera audiencia simbólica realizada en el Centro Regional de Atención a víctimas de Apartadó, presidida por los magistrados, María Consuelo Rincón Jaramillo, presidenta de la Sala de Justicia y Paz, Pío Nicolás Jaramillo vicepresidente del Tribunal Superior de Medellín, en la que participaron más de 200 personas, instituciones y organizaciones, entre ellas, la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la Agencia Colombiana para la Reintegración, Prosperidad Social, la Comisión Interclesial de Justicia y Paz y voceros de la comunidad de paz de San José de Apartadó. En un escenario libre y sin temores, los sobrevivientes fueron escuchados en las narraciones e inquietudes dirigidas a la sala.
Por su parte la Directora Territorial Ángela Hernández intervino remitiéndose al cumplimiento de las medidas de satisfacción contempladas desde la Ley 975 de 2005, señalando que “se entiende por reparación simbólica toda prestación realizada a favor de las víctimas o de la comunidad en general que tienda a asegurar la preservación de la memoria histórica, la no repetición de los hechos victimizantes, la aceptación pública de los hechos, el perdón público y el restablecimiento de la dignidad de las víctimas; por ello propiciamos estos escenarios. La reconciliación debe ser el paso para aportarle a la paz, conociendo la verdad e impartiendo Justicia”, agregó. Al finalizar la audiencia, los delegados de la sala de justicia y paz realizaron la instalación y entrega del memorial a las víctimas, el cual quedará ubicado en el Centro Regional de Atención a Víctimas, como un homenaje a su fortaleza y resiliencia. “A pesar de todo lo que me ha pasado, recibí y les comparto esa gran enseñanza: no llenarme de odio, buscar mi tranquilidad espiritual y dejando a la justicia que haga lo que tenga que hacer”, dijo Elizabeth Tovar, quien perdió a su compañero.