En Dabeiba, Antioquia, la Unidad para las Víctimas acompañó a las familias en los actos simbólicos y comparecencia de exmilitares que reconocieron su responsabilidad en estos crímenes de lesa humanidad.

Tras la audiencia pública de reconocimiento de responsabilidad de un grupo de ocho exmilitares por ejecuciones extrajudiciales en Dabeiba, Antioquia, la directora territorial de la Unidad para las Víctimas en Antioquia, Claudia Patricia Vallejo, destacó este acto como aporte a “la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición por estos crímenes”. 

La directora participó en los actos simbólicos en el cementerio Las Mercedes y la ceremonia para acompañar a los familiares de 49 víctimas de asesinatos y desapariciones forzadas de civiles, quienes fueron presentados como 'falsos positivos' en supuestas operaciones militares contra la guerrilla de las Farc-EP, entre los años 2000 y 2006. 

Según Vallejo en esta audiencia, a cargo de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), se recordó que “agentes del Estado cometieron delitos de lesa humanidad que no debieron haber ocurrido y hoy la justicia les recuerda a las víctimas del conflicto armado que tienen derecho a estos reconocimientos de responsabilidad”. 

También destacó el acto simbólico realizado en el cementerio donde fueron exhumados los restos: “Con la siembra de árboles por parte de las víctimas, los comparecientes y los magistrados, se le da significado a la vida que debe surgir de aquí en adelante. Y desde la Unidad para las Víctimas seguiremos acompañando estos espacios a favor de la reparación y la reconciliación”. 

Durante la audiencia, los ocho exmilitares hallados como máximos responsables de crímenes de guerra y de lesa humanidad y otros 14 exintegrantes del Ejército que aceptaron omisiones se ubicaron frente a un grupo de familiares de las víctimas en el coliseo municipal. 

Reconocimiento de crímenes 

Los exmilitares reconocieron que incurrieron en homicidios de campesinos de la región por “prejuicio de pertenecer o ser colaboradores a la guerrilla”. Así mismo, de asesinar combatientes que se habían desmovilizado y personas que fueron trasladadas con engaño desde Turbo y Medellín para luego ser mostradas como dadas de baja en combate.  

Además de desaparición forzada a través del ocultamiento de cuerpos, producir falsos informes de combates y el uso de los cementerios de Dabeiba para sepultarlos. 

“Cometimos conductas delictivas por falta de principios éticos y valores morales al presentar falsos resultados mostrando gente inocente como guerrilleros. Reconozco que se destrozaron familias y sueños”, declaró el coronel retirado Edie Pinzón Turcios. 

Por su parte, Rafael Nevardo Goez, cuyo abuelo y dos tíos fueron asesinados, afirmó que: “Los daños causados son incalculables, invaluables, imborrables”. Pero valoró "el coraje tardío de contar la verdad de estos crímenes para resarcir el daño. Vale más una gota de verdad que un océano de mentiras”. 

De las víctimas reconocidas en este caso de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones forzadas en Dabeiba, 11 fueron identificadas y 8 entregadas a sus familiares en ceremonias realizadas y financiadas entre la Fiscalía, la JEP y la Unidad para las Víctimas. 

En el Registro Único de Víctimas (RUV) con corte al 31 de mayo de 2023 evidencia que hay 51.263 personas por el delito de desaparición forzada en Colombia y, 140.948 son reconocidas como víctimas indirectas (parejas y familiares en primer grado de consanguinidad). En Antioquia, es el departamento con más personas dadas por desaparecidas, hay 12.578 víctimas directas y 34.219 indirectas (familiares) incluidas en el RUV.  

La Unidad para las Víctimas ha indemnizado en Colombia a más de 63.763 parientes de desaparecidos. Además, ha acompañado 12.565 familiares en la entrega de restos y 2.450 familiares en procesos de búsqueda, localización, recuperación e identificación de sus seres queridos.

Resaltar el poder transformador de las víctimas del conflicto armado es una de las apuestas más importantes de la Unidad para las Víctimas. Seguimos trabajando para dignificarlas y reconocer su capacidad de cambiar las condiciones de vida de sus familias, comunidades y territorios; son las víctimas del conflicto armado quienes hoy deben tener la palabra, pues son quienes han dado segundas oportunidades y son el referente ético y moral para guiar al país hacia la Paz Total.