Abril 23 2021 - Medellín - Antioquia
Dos mujeres emprendedoras demuestran que, con resiliencia, ideas de negocios y el apoyo de la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, pueden reconstruir sus proyectos de vida para sobreponerse a los daños que les causó el conflicto armado.
Mari Luna Mora y Claudia Estella Correa Ossa tienen en común no solo haber sido desplazadas por la violencia de grupos armados ilegales, sino que resurgieron como microempresarias en Medellín y también son líderes que ayudan a otras mujeres a superar sus hechos victimizantes.
Ambas hacen parte de los ganadores de un concurso entre los proyectos productivos de más de 100 víctimas del conflicto armado de varias regiones de Colombia, que se beneficiaron este año del curso Negocios para Nuevos Tiempos, una alianza entre la Unidad para la Reparación a las Víctimas, la Fundación Texmodas y la Universidad del Rosario. Estas son sus historias.
“Emprendedoras, con ideas de negocios y sueños”
Hace cuatro años Mari Luna inició su propio negocio de marroquinería y su marca FranMarc de confección de bolsos, billeteras, morrales y otros productos de cuero y lonas.
Dice que “la resiliencia me ha permitido seguir adelante con mis sueños e ideales, con mis costumbres y tradiciones. Somos personas emprendedoras, con ideas de negocios y con sueños, que fue lo único que no nos acabaron”.
Se refiere al desplazamiento forzado que sufrió hace 15 años cuando huyó de la violencia de guerrillas y grupos de autodefensas en La Cruz (Nariño). Recuerda que llegó a Medellín en busca de refugio y una nueva vida: “me dieron hospedaje en una casa donde tenían un taller de confecciones y empecé a hacer trabajos pequeños y aprendí a manejar las máquinas y a trabajar”.
En su proceso de reconstruir su proyecto de vida también se convirtió en líder como integrante de la mesa de participación de víctimas de Medellín y, a su vez, hace parte del Consejo Territorial de Paz, Reconciliación y Convivencia.
“Quiero luchar por mis metas”
Para Claudia, continuar su formación como microempresaria textil con el curso Negocios para Nuevos Tiempos “fue otra gran oportunidad que nos dieron de capacitarnos en planes de negocios, para fortalecer nuestros emprendimientos y no quedarnos ahí solo esperando a que nos den ayudas”.
El dinero del premio lo invertirá en tres máquinas para la producción del taller que “quiero dotar para luchar por mi meta de ser emprendedora y porque no podemos quedarnos en el hecho victimizante, sino levantarnos aprovechando las oportunidades que se nos dan como víctimas”.
Esta mujer, que hace 10 años salió a escondidas de un barrio de la comuna 13 de Medellín con su familia y ocho jóvenes músicos a quienes las bandas criminales pretendían asesinar, ahora ayuda a otras 13 víctimas a confeccionar sus metas y conformar una asociación de microempresarias.
Convencida de su deseo de apoyar a más personas, dice que con este proyecto “quiero transmitir mi conocimiento y apoyar a otras mujeres que han sufrido por la violencia y son resilientes como yo”.