
Tras los Ojos de Neftalí
Neftalí Arroyave es víctima de mina antipersonal. Hace 26 años perdió la visión por esa causa, pero eso no le ha impedido convertirse en un líder para sus semejantes


Imaginar una vida en la oscuridad jamás pasó por la mente de Neftali Arroyave, un campesino antioqueño, soñador, quien siempre ha vivido en función de su familia, desde que se casó con Magnólia en 1984.
De joven trabajó haciendo jaulas, hasta que tomó un curso de electricidad que le permitiría años más tarde trabajar en el oleoducto de Caño Limón cuando había permanentes atentados. “Eso era empujar todos los días la muerte, la tenía uno en la cara, pero sin embargo uno seguía allá”, recuerda.
Gracias a su empleo no le faltaba nada, tenía casa, carros, viajaba y sueños sin límites. “Era feliz, nunca había escases, era como vive una persona que trabaja y puede recibir los ingresos normales”, dice con nostalgia. Pero la violencia le arrebató todo.
Una mina antipersona explotó cerca de él y la onda expansiva incrustó esquirlas en sus ojos, quemándolos. “Yo recuerdo que lo último que dije fue: por favor, yo tengo una hija pequeña y no me puedo morir” relata.
Y continúa: “Llegó una psiquiatra y el primer día me dijo que parece que pierdes un ojo y yo, no, no, no puede ser, al otro día, llegó con la noticia de que no era solamente un ojo sino que el otro también”. Hace un momento de silencio para tratar de pasar ese recuerdo.
“Se siente que es mejor morirse, uno no concibe la vida sin los ojos, era el caos total”, concluye en su relato de esta tragedia, la cual había llegado a su hogar y al interior de su familia. Se empezaron a presentar cambios grandes para su esposa y su hija.
Luego de 26 años, es un sobreviviente que ha tenido un proceso de aceptación, aprendiendo a vivir en una sociedad hostil, en la que se proyecta como un líder. Se ha fortalecido gracias a la razón que mueve muchos de sus sueños: su familia, su esposa Magnolia y su hijo pequeño David Santiago de 10 años, así como su hija mayor, ya casada, que le ha brindado dos hermosos nietos.
Ahora su objetivo es contribuir a formar una sociedad más incluyente. A través del convenio entre la Agencia Internacional del Japón (Jica) y la Unidad para las Víctimas tuvo la posibilidad de prepararse en la Escuela de Liderazgo para la inlcusión de personas con discapacidad.
Hoy Neftalí es un convencido de su propio poder para cambiar en todos los seres humanos la percepción de lo que se considera discapacidad. “Es un aprendizaje muy importante, que nos vuelve verdaderos líderes, es una verdera reparación para nuestras vidas y nuestro futuro en la sociedad”, afirma con respecto a su paso por la Escuela de Liderazgo.