Resguardo indígena San Lorenzo (Caldas), trabajando en su recuperación emocional
Con la presencia de varios de sus funcionarios e integrantes del equipo psicosocial, la Unidad para las Víctimas llegó hasta este resguardo indígena ubicado en jurisdicción de Riosucio (Caldas), con el fin de brindar atención a las personas que debieron padecer las heridas del conflicto armado.
Los embera chamí del resguardo indígena de San Lorenzo celebraron la llegada de la Unidad para las Víctimas y el Ministerio del Interior, para comenzar a recuperarse emocionalmente de las heridas que les provocó el desplazamiento forzado, el secuestro y muerte de varios de sus miembros, con el paso de los grupos armados ilegales por su territorio.
Históricamente San Lorenzo, que está conformado por las zonas de San José, San Jerónimo y el Centro Poblado, ha sido utilizado tanto por las guerrillas de las FARC, ELN y los mismos paramilitares en su momento, como corredor indispensable para dominar la zona central del país. Por ello de una u otra forma sus más de 11 mil habitantes, organizados en 21 comunidades, han sido hijos de la guerra.
Luego de que el juzgado Primero Civil del Circuito Especializado de Restitución de Tierras de Pereira, dictara medidas cautelares a través del auto 2015- 00205, cuyo objetivo esencial es el beneficio de las familias afectadas por el conflicto pertenecientes al resguardo, se dieron los acercamientos iniciales a través de las autoridades indígenas encabezadas por los gobernadores Norman Bañol y José Jairo Tapasco y el Gobierno Nacional, representado en la Unidad Para las Víctimas, el Ministerio del Interior y la Fiscalía General de la Nación.
Se acordó la realización de tres asambleas en cada uno de los territorios afectados, con el fin de sensibilizar a la comunidad acerca del trabajo que desarrollará el gobierno en el resguardo y llegar a acuerdos mancomunados que les permitan sentirse reparados con la implementación de algunas medidas, talleres y actividades del equipo psicosocial.
Los paisajes imponentes, los ríos cristalinos y la fertilidad de la tierra son los primeros rasgos que muestra la naturaleza al transitar por el sitio ubicado a tan solo 15 minutos de la cabecera municipal de Riosucio.
Los primeros habitantes encargados de recibir a los visitantes son las autoridades indígenas, quienes con instrucciones precisas ordenan el desplazamiento hasta San José (a 25 minutos del centro poblado), a través de un camino estrecho que permite la comunicación entre las veredas y por los que solo pueden transitar carros de doble tracción por las difíciles condiciones del terreno.
A medida que nos acercamos al punto de encuentro el verde de la caña de azúcar, se mezcla con el rojo de los cafetales y el amarillo de los naranjales. La yuca y el plátano son otros de los productos que dan cuenta de la fertilidad de las tierras.
Tras llegar a la cancha de San José las sonrisas en el rostro de las indígenas que preparan el sancocho para cerca de 150 personas, no se hace esperar, la amabilidad y el don de gentes, son solo algunas de las cualidades de quienes allí habitan.
Después llega la hora del ritual de limpieza para iniciar la jornada, propios y extraños se mezclan en un solo círculo, en el cerro sagrado de San José, que según los jaibaná (médicos tradicionales del resguardo) encierra secretos y energías poderosas de la madre tierra, que protegen el lugar y a sus pobladores.
Las medicinas ancestrales deben probarse para limpiar el cuerpo y tener una sanación tanto territorial como espiritual, primero el rapé es aspirado a través de las fosas nasales, luego es turno para el shinú, una mezcla de color oscuro que se coloca debajo de la lengua hasta derretirse, con la advertencia de no ingerir; allí se provocan los primeros mareos y sudoración excesiva, eso sí bajo la supervisión estricta de siete jaibanás que cuidan de quienes participan del ritual y 37 grados centígrados de temperatura bajo el inclemente sol.
El tabaco y la chicha también se hacen presentes. Antes de la oración final se escriben los nombres directamente sobre la tierra con los bastones de mando indígenas, sobre lo que se quiere lograr con la jornada, salen a relucir palabras como: paz, armonía, sanación, amor, comprensión y finalmente hay que desplazarse al sitio de la Asamblea, con las palabras de bienvenida del Gobernador.
“Queremos mostrarle a Colombia, a los otros territorio étnicos indígenas, afrocolombianos, Rrom, gitanos y campesinos, que juntos podemos construir hechos reales de paz, que juntos podemos sanar estas enfermedades espirituales que no tenemos solo los pueblos indígenas, sino que tiene el país completo como resultado de los problemas de convivencia e identidad que padece. San Lorenzo los acoge con los brazos abiertos, esperamos que se sientan como en su casa y que esta medicina que reciben la pongamos en armonía espiritual”, argumentó en la apertura Norman Bañol.
“Estos son los funcionarios que necesitamos, los que vienen a territorio y construyen junto con nosotros un mejor mañana, nos reconocemos de igual a igual, entendiendo que somos diferentes. Frente al actual momento que vive el país esperamos con los brazos y el corazón abierto a los emberas que se van a desmovilizar, pero a su vez tenemos los pantalones bien amarrados para rechazar cualquier tipo de agresión que pueda surgir contra nuestra comunidad”, concluyó el gobernador.
Muestras culturales y musicales también hicieron parte de la jornada de atención psicosocial, que terminó con los funcionarios de la Unidad al frente de diferentes grupos de la comunidad direccionando la propuestas que se quieren implementar durante los próximos encuentros, que buscan cerrar la heridas que aun duelen en el cuerpo y el alma de los indígenas chamí.
En la actividad grupal se hizo evidente que las marcas de la guerra permanecen vivas en cada recuerdo de quienes la padecieron, mujeres y hombres por igual dejaron ver su sensibilidad, contaron sus historias y empezaron el proceso de sanación.
“Necesitamos jornadas de atención individual y colectiva, queremos hablar sin miedo, sin desconfianza, queremos sanar nuestras heridas de manera profunda, no en falso como lo hemos venido haciendo hasta ahora, obteniendo paz, perdón y sobre todo garantías de no repetición”, fue lo que expresaron varios miembros del cabildo.
A la par de la exhumación de algunos de los cadáveres que se encuentran en fosas comunes ubicadas en el territorio, los psicólogos de la Unidad realizarán todo el acompañamiento de las familias afectadas para recuperarse de la tragedia, construir nuevas expectativas de vida y un futuro mucho más esperanzador.
“Para nosotros es muy importante poder dar respuesta adecuada a todo esto que estamos realizando en el resguardo indígena de San Lorenzo, no solo por el auto del juzgado, sino porque es una población que debemos cuidar de manera especial para no perder sus costumbres. Estos son los territorios de paz que necesitamos con lo que actualmente vivimos en el país y todo lo que esté en manos de la Unidad para llevarles bienestar, lo cumpliremos”, expresó acerca del particular Ómar Alonso Toro Sánchez, director territorial de la Unidad en el Eje Cafetero.
El próximo 26 de julio se cumplirá una nueva jornada de atención, esta vez en la zona de San Jerónimo, en donde se aspira a tener una excelente respuesta por parte de la comunidad y poder seguir avanzando en este proceso de recuperación emocional.