La primera vez que Doris Henríquez Burbano, una víctima de violencia sexual del conflicto, voló en avión fue en noviembre de 2015. Viajó de Pasto a Bogotá para asistir al encuentro 'Ni con el pétalo de una rosa', organizado por Casa Ensamble, con el apoyo de la Unidad para las Víctimas. Dice que a 10 mil metros de distancia de la tierra se sentía protegida, sin preocupaciones: "Cuando volaba, pensaba: 'Dios me has hecho vivir el cielo en vida', porque así me sentía, segura, lejos de los peligros".

Sus ojos verdes brillan cuando habla; mientras se toma un tinto en un café del teatro donde minutos antes presentó una conmovedora obra, al lado de otras 130 mujeres víctimas de violencia sexual de Colombia. Las agresiones que ha sufrido no han logrado secar su entusiasmo vital.

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